¿Qué pasaría si le dieras 7.500 dólares a un sintecho?
La mayoría de los programas contra la indigencia evitan dar grandes cantidades de dinero a la gente en la calle, por miedo a que lo gasten erróneamente.
En Vancouver, Canadá, un grupo de investigadores quisieron comprobar esa hipótesis y le dieron 7.500 dólares canadienses, en metálico, a 50 individuos que vivían en la indigencia y lo compararon con un grupo similar de otras 65 personas que no recibieron ningún dinero. A continuación, te contamos qué pasó. Posdata: podían gastarse el dinero en lo que quisieran.
Imagen: Foundations for Social Change/Youtube
Los sintecho son uno de los retos más importantes en las sociedades de todo el mundo y se cree que dos de cada 100 personas viven en la calle. La esperanza de vida de una persona sin hogar es de 8 a 14 años menos que la de la población general.
En países como Canadá o Estados Unidos, cada uno de los individuos que viven en la calle le cuesta a la sociedad mucho dinero. El coste medio estimado de proporcionar atención médica y servicios sociales es más de 5.000 dólares al año. Pero si esas personas están lidiando con alguna enfermedad mental, el coste en Canadá puede superar los 55.000 dólares al año, y los 83.000 dólares en Estados Unidos. El impacto económico en los barrios también es significativo.
En Vancouver, el coste de una noche en un refugio alcanza los 93 dólares canadienses. La ciudad es uno de los lugares más caros para vivir en Canadá, y unas 4.000 personas vive en la calle. Aproximadamente cinco personas se vuelven indigentes en la ciudad cada semana. De esos, el 80% tiene un problema de salud crónico, el 49% son adictos y el 34% padece una enfermedad mental. Los refugios afirman que están sobrepasados.
La investigación ha revelado que vivir en la pobreza puede deteriorar significativamente la salud mental y la función cognitiva. Va más allá de la nutrición u otros hábitos, tan solo el estrés de vivir en la pobreza puede consumir los recursos mentales más valiosos. Es por eso que los investigadores querían ver si aliviando la pobreza con una gran suma de dinero, se podría ayudar a romper el ciclo. Por otro lado, otra investigación descubrió que disponer de grandes sumas de dinero activa el pensamiento a largo plazo.
Para reducir el riesgo de daño (sobredosis), los participantes del estudio (tanto del grupo con dinero como los de control) no tenían indicios de un abuso de las drogas o el alcohol y tampoco síntomas de enfermedad mental. Los que recibieron los 7.500 dólares, llevaban sin hogar desde hacía menos de dos años y acudieron a 1 hora de talleres de planificación cada tres meses.
Un informe de 2018 elaborado por el gobierno de Canadá señaló que el 25% de los sintecho indicaron que había sido el alcohol o la droga la razón por la que acabaron en la calle. En lugar de la adicción, para casi la mitad de los encuestados, el motivo era su experiencia previa como persona sin hogar en su juventud.
Ray fue una de las personas que encajaba en el perfil para recibir los fondos. "Al principio, pensé que era descabellado, demasiado bueno para ser verdad", confesaba Ray. Además, explicó también cómo acabó cayendo en la indigencia. "No tenía ingresos, y cuando los conseguía, los gastaba en sobrevivir".
Imagen: Foundations for Social Change/Youtube
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Katherine es otra de las personas a las que le ingresaron el dinero. "Estaba desesperada; me sentía atrapada y no podía avanzar… pero no me pusieron muchos límites. Querían que tuviera opciones y oportunidades", decía la mujer en un vídeo en el que describía su experiencia.
Imagen: Foundations for Social Change/Youtube
Paralelamente, los investigadores llevaron a cabo una encuesta en la que preguntaban a 1.100 personas en qué creían que se gastarían el dinero las personas sin hogar que lo recibieron. La mayoría dijeron que los sintecho se gastarían un 81% más de dinero en productos como alcohol, drogas o tabaco que las personas que no estuvieran sin hogar. Esto demuestra la desconfianza general que existe hacia ese grupo de personas.
Contrario a lo que se puede pensar, los que recibieron el dinero NO gastaron más dinero en drogas, tabaco o bebida. En lugar de eso, se gastaron el dinero en comida, ropa y en alquileres. Lograron encontrar una vivienda estable más rápidamente y acabaron siendo económicamente más estables que los del grupo de control.
A lo largo del año, la gente que recibió los 7.500 dólares en realidad usó menos recursos que estaban destinados a ayudarlos que aquellos que no lo recibieron. Los que recibieron el dinero pasaron 99 días menos siendo sintecho y 55 días más en viviendas estables; lo ahorrado de media en el uso de refugios por participante fue de 8.277 dólares, restándole los 7.500 dólares donados se queda en un ahorro de 777 dólares.
Ray explicó que el dinero era un paso fundamental para corregir su camino durante el resto de su vida. Además, espera poder trabajar con personas sin hogar: "Quiero devolver algo al lugar de donde vengo… Puede que un día sea esa persona importante con una voz poderosa. ¿Una semilla puede convertirse en un roble, ¿no?".
Imagen: Foundations for Social Change/Youtube
Katherine dijo que se gastó el dinero en ropa, comida, y en un quiropráctico. También le permitió pagar los gastos de veterinario de su gato. Katherine dijo que el dinero "me dio una oportunidad para crecer y para soñar y seguir con mi vida".
Imagen: Foundations for Social Change/Youtube
"La solución para la indigencia es la vivienda", contó a 'Vox' Gary Bloch, un médico que trabaja con pacientes con pocos ingresos. "Especialmente en una ciudad como Vancouver donde… los alquileres son astronómicos, será muy difícil mantener una intervención a los sintecho sin ofrecerles viviendas asequibles a largo plazo. No quiero ver cómo lo descubierto en este estudio se utiliza para quitar presión sobre la necesidad crítica de proporcionar viviendas asequibles y seguridad económica a largo plazo".
Imagen: Explore Vancouver Canada/Youtube
El objetivo de los investigadores es el de llevar a cabo estudios más grandes de préstamos de dinero, tanto para la gente sin hogar como para otros grupos de población como las trabajadoras sexuales o los recién salidos de prisión. Este estudio se apoya en otras investigaciones que demuestran que los pagos de dinero en otros contextos, como los de Kenia, Zambia y Pakistán, pueden ser beneficiosos tanto para los individuos como para las sociedades.