Cuando el ser humano casi provocó el apocalipsis nuclear
Con la creciente tensión entre Estados Unidos y Rusia regresaron los antiguos temores nucleares. Pero el peligro de un apocalipsis provocado por el ser humano no es nuevo. Y, en varias ocasiones, estuvimos muy cerca.
De los nueve momentos críticos en la historia reciente de la humanidad, dos de ellos se desarrollaron durante la llamada Crisis de los Misiles en Cuba, cuando Fidel Castro (en la imagen) decidió prestar su territorio para que los soviéticos colocasen armamento nuclear.
En medio de la tensión que la decisión de Fidel Castro provocó, el submarino soviético B-59 fue una de las varias naves rodedadas por destructores estadounidenses que patrullaban en aguas cubanas. Durante varios días, no pudo comunicarse con Moscú.
El capitán y el comisario político del submarino casi disparan un torpedo nuclear a la flota estadounidense. Detuvo tan letal operación el segundo al mando la nave, que se negó a seguir las órdenes y convenció al capitán y al comisario de que se calmaran. En caso de haberse disparado ese torpedo, la guerra nuclear se hubiese desencadenado inmediatamente.
Mientras tanto, en el lado estadounidense un absurdo error pudo desencadenar la hecatombe nuclear. Los soldados del Centro Director del Sector de Duluth dispararon contra una extraña figura que trepaba una de las vallas, lo cual activó una alarma en las bases militares de toda la región.
Imagen: Markus Spiske / Unsplash
Un error del sistema en Volk Field, aeropuerto militar en Wisconsin, dio la orden de despegue a aviones militares con armamento nuclear. A punto de lanzarse al ataque, se abortó dicho despegue ¿Y la misteriosa figura ascendiendo una valla que casi provoca el ataque nuclear de Estados Unidos a la Unión Soviética? Era un oso.
Imagen: Mark Basarab / Unsplash
En 1961, un B-52 Stratofortress que transportaba dos bombas nucleares de 3-4 megatones se partió en el aire cerca de Goldsboro, Carolina del Norte. Una de las bombas descendió en un paracaídas y la otra cayó en un campo.
Documentos desclasificados de la CIA en 2013 revelaron que la bomba que cayó en el campo, si hubiera detonado (afortunadamente no lo hizo) habría provocado una explosión de una intensidad equivalente a 250 veces la del bombardeo de Hiroshima.
Algo similar sucedió en 1966, cuando dos aviones militares estadounidenses se estrellaron durante un abastecimiento de combustible en el aire cerca del pueblo de Palomares en el sureste de España, haciendo caer cuatro bombas de hidrógeno.
Tres se encontraron en tierra y la cuarta bomba se halló en el mar Mediterráneo, intacto, unos meses después.
Para desmentir cualquier rumor sobre contaminación nuclear, el ministro de Información español, Manuel Fraga, se bañó en la playa de Palomares frente a los periodistas, convirtiéndose en un momento icónico de la política española.
En 1969, las tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte alcanzaron un punto crítico después de que Pyongyang derribara un avión de reconocimiento militar estadounidense, matando a 31 tripulantes estadounidenses.
El presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, ordenó a los bombarderos nucleares que permanecieran en espera para atacar Corea del Norte como represalia pero, al final, no se dio ninguna orden de ataque.
Un rumor común y persistente es que Nixon estaba borracho en ese momento y su asesor, Henry Kissinger (en la imagen), llamó al alto mando militar para esperar hasta que recuperara la sobriedad. Hasta ahora, nada ha respaldado o descartado completamente la historia.
Able Archer fue en nombre de una una serie de ejercicios anuales de la OTAN que simularon una escalada de conflicto DEFCON 1 con la Unión Soviética y que culminaban con un ficticio ataque nuclear coordinado. Sin embargo, Able Archer 1983 fue diferente y la simulación casi se convierte en combate real.
El silencio de la radio, los nuevos códigos y la participación de los jefes de gobierno, más la llegada del sistema nuclear Pershing II, llevaron a los altos líderes soviéticos a pensar que Able Archer 1983 era una tapadera para lanzar un primer ataque nuclear.
La Unión Soviética comenzó a preparar ojivas nucleares en aviones de combate y a movilizar sus tropas en Alemania Oriental y Polonia. La OTAN, afortunadamente, no respondió a la escalada soviética y las tensiones terminaron con los ejercicios. Fue solo años después que se reveló cuán cerca estuvo Able Archer 83 de ser el comienzo de la Tercera Guerra mundial.
Fallos tecnológicos y la dependencia excesiva de las computadoras también nos han colocado al borde de la contienda nuclear en más de una ocasión.
El 23 de mayo de 1967, una poderosa tormenta solar interfirió con los radares del Comando de Defensa Aérea de América del Norte en todo el hemisferio. Las autoridades estadounidenses pensaron que la Unión Soviética estaba bloqueando sus sistemas. Casi se lanzó un contraataque nuclear.
Algo similar sucedió el 9 de noviembre de 1979, cuando las computadoras del NORAD, el Pentágono y el Comando Aéreo Estratégico informaron sobre un ataque con misiles a gran escala, con 2200 proyectiles provenientes de la Unión Soviética. Los bombarderos nucleares estaban preparados para despegar.
Los satélites lograron confirmar que el ataque fue una falsa alarma. Resulta que un programa de entrenamiento se había cargado por error en el sistema informático.
El 26 de septiembre de 1983, el sistema antimisiles de alerta temprana soviético informó de cinco misiles nucleares que se dirigían desde los Estados Unidos a la URSS.
Unas semanas antes, la Unión Soviética había disparado contra un avión civil coreano que se dirigía a la ciudad de Nueva York, creyendo que se trataba de un avión espía estadounidense no identificado. Entre las 269 personas que murieron estaba el congresista de Georgia Larry McDonald.
El teniente coronel Stanislav Petrov (en la imagen) estaba de servicio ese día y descartó el ataque en el radar, calificándolo como una falsa alarma. Fue él quien eludió seguir las órdenes de alertar a sus superiores y lanzar un ataque de represalia.
En el entrenamiento recibido por Petrov se le había instruido en que un ataque nuclear de Estados Unidos sería masivo o no sería. Y cinco misiles solitarios lanzados desde territorio estadounidense le parecieron algo raro. Apostó por un fallo de detección de las máquinas soviéticas. Y acertó.
El teniente coronel, aunque aclamado por haber salvado al mundo, no recibió ningún reconocimiento de su gobierno. Petrov recibió el Premio de la Paz de Dresde en 2013 y falleció en 2017.