El misterio de un rascacielos sin ventanas en Nueva York
Los rascacielos son la seña de identidad de Nueva York. Pero ¿un rascacielos sin ventanas? ¿Existe? Y, de ser así, ¿qué sentido tiene? Veamos.
El rascacielos sin ventanas neoyorquieno está en Lower Manhattan. Concretamente en 33 Thomas Street. Se trata del Long Lines Building.
Se trata de un rascacielos que combina el estilo de 'El Cuento de la Criada', con 'Chernobyl' y 'Mad Men'. Una presencia imponente, intimidante y concebida para... un momento, ¿por qué hay un rascacielos sin ventanas en pleno Manhattan?
Antes de las explicaciones, las cifras. Y es que el Long Lines Building roza los 168 metros, repartidos en 29 plantas y, en su exterior, no hay una sola ventana. Un llamativo misterio que tiene un porqué.
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Construido a base de losas de hormigón y paneles de granito, su aspecto gris y funcionarial le confieren una pátina de misterio y extravagancia similar a la de la guarida de cualquier villano de dibujos animados de superhéroes.
El motivo de su aspecto y de la ausencia de ventanas es que el objetivo de este edificio era la autosuficiencia, la resistencia y que en su interior hubiera más máquinas que personas. Es más, a priori, el Long Lines Building está preparado para soportar una lluvia radiactiva que, por suerte, no ha tenido que probar.
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Obviamente, más allá de que guste o no, el Long Lines Building se ha convertido en un referente arquitectónico de Nueva York, como señalaba en su día The New York Times.
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El mismísimo Tom Hanks llegó a decir que era el edificio más aterrador que había visto en su vida. Un actor que interpretó a un náufrago. Ojo con eso. El actor también se preguntaba qué había en el interior. Y nosotros también.
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A priori, el Long Lines Building se concibió como refugio autosuficiente, en caso de apocalipsis o, vaya usted a saber, de una pandemia de Covid.
El rascacielos es autosuficiente y dispone de comida para mantener a 1.500 personas durante dos semanas. Desde The Sun lo señalaban como uno delos edificios más seguros de Estados Unidos, capaz de soportar una explosión nuclear que, por cosas de la guerra, parece más cerca que una lluvia radiactiva.
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No obstante, el principal objetivo del rascacielos no era salvar vidas humanas, que también, sino proteger equipos electrónicos valiosos, en previsión de una crisis de magnitudes apocalípticas.
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De hecho, John Carl Warnecke, el arquitecto responsable de su diseño y construcción entre 1969 y 1974, optó por la arquitectura brutalista para multiplicar la seguridad y protección de sus equipos interiores.
Las fachadas sin aperturas no sólo impiden que elementos del exterior entren en el edificio, sino que ayudan a mantener una temperatura constante, según apuntan desde 'NYV Urbanism'.
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La pregunta es, ¿a qué se dedica en la actualidad el Long Lines Building? Tras 50 años desde de su construcción, el edificio ha ido labrándose una historia de misterio que ha acrecentado aún más su leyenda.
El rascacielos pertenece a AT&T pero, según apuntan medios como 'The New York Times', el Long Lines Building se habría convertido en la nave nodriza del Gran Hermano de Estados Unidos.
Y es que el citado medio apunta a que es el edificio que usa la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para monitorear "de forma encubierta llamadas, faxes o datos de Internet". Si querían un sitio discreto, no hay otro en Nueva York que lo sea más. Al menos en su interior.
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