El secreto escondido en un hipnótico rascacielos de 100 metros de Chicago
Quienes viajen a Chicago, por el motivo que sea, y pasen por el 71 de la calle W Van Buren, podrán apreciar un curioso e hipnótico rascacielos que, a simple vista, dejará claro que no es un rascacielos cualquiera.
Efectivamente, este edificio es el Metropolitan Correctional Center (MCC), una prisión federal vertical que, a pesar de no tener rejas, es prácticamente inexpugnable. ¿Quieres conocer su historia?
En este caso, toca viajar a 1971, cuando el Sistema Federal de Prisiones encarga al arquitecto Harry Weese el proyecto de una prisión urbana para la ciudad de Chicago.
Harry Weese lo tuvo claro desde un principio: sería un rascacielos que no necesitaría rejas, ni barrotes y así lo hizo.
Cuatro años más tarde, en 1975, se inauguraría el MCC con más de 100 metros de altura, una arquitectura majestuosa y con una doble función inesperada, prisión y elemento turístico de obligada visita en la ciudad.
El MCC cuenta con una ingeniosa base triangular y un total de 28 pisos, cuya altura permite que cada celda cuente con una ventana en forma de hendidura que va del suelo al techo, permitiendo entrar la luz pero sin necesidad de poner rejas.
Cada ventana en las celdas mide más de dos metros pero tiene un ancho de apenas 13 centímetros, que hace imposible que nadie pueda escapar por ellas.
La inspiración de Harry Weese para estas ventanas, bien pudieron ser los castillos medievales, pues sus hendiduras impedían escapar a quien estuviera en el interior, pero también ser vistos desde el exterior.
Y si alguien consiguiera hacerlo, se enfrentaría a una caída mortal, debido a la altura de los pisos. Tan sencillo como pensar que un preso que está en el piso 14, uno de los más bajos, se enfrentaría a 45 metros de caída.
Otra de las joyas de esta prisión sin igual es el patio, ubicado en la azotea, a unos 90 metros del suelo, a los que hay que sumar los muros de más de 9 metros que rodean el patio para evitar problemas.
De hecho, el patio pasa por ser una liberación y la alternativa para tomar aire fresco y ver la luz del día, pero también un problema para quien tenga miedo a las alturas. Sin duda, una medida ingeniosa para evitar intentos de fugas.
Obviamente, la concepción de esta prisión impide que haya módulos o patios con torres de vigilancia, es la propia naturaleza del edificio la que ejerce esa labor de contención y vigilancia.
De hecho, cada una de las 28 plantas se compartimenta de forma estanca, haciendo imposible que los presos pasen de una a otra.
Una buena muestra es que esta cárcel es una de las pocas que permite los presidios mixtos. Hombres y mujeres conviven de forma armoniosa y sin contacto. Ellos en el bloque superior del MCC, ellas en el bloque inferior.
Los nueve primeros pisos están reservados para el personal que trabaja en la prisión, mientras que la décima planta alberga la sala de máquina de la penitenciaría.
Son los pisos del 11 al 27 los que se reparten presos y presas, por lo que el primer bloque de reclusos se encuentra a unos 30 metros de altura.