Este pequeño animal se come su propio cerebro: ¿por qué lo hace?
Durante los largos meses de invierno, la mayoría de los animales que sufren escasez de alimento descansan e hibernan o migran a lugares más cálidos. Pero no la musaraña común.
Con el objetivo de reducir calorías y sobrevivir a los fríos meses de invierno, la musaraña común se come poco a poco su propio cerebro para reducir en un cuarto el tamaño de sus órganos. Cuando llega la primavera, la musaraña recupera la mayor parte del cerebro perdido.
Este proceso de autocanibalización es conocido como el fenómeno Dehnel y fue descubierto en 1949 por August Dehnel. El zoólogo se dio cuenta de que las calaveras de las musarañas recogidas en Polonia y Bielorrusia se contraían o expandían dependiendo de las estaciones.
"Es un animal fascinante", asegura Dina Dechmann, una ecologista de la conducta del Instituto Max Planck para el Comportamiento Animal de Alemania. "Podemos aprender mucho de las musarañas".
La información más importante que podemos aprender de la musaraña es el proceso por el que el pequeño animal es capaz de regenerar su masa cerebral, algo que se creía imposible en mamíferos.
Entender cómo se regenera el tejido cerebral podría ayudar a los médicos e investigadores a tratar el alzhéimer, la esclerosis múltiple y otra serie de enfermedades neurodegenerativas que reducen el tamaño del cerebro humano.
"Al principio, no podía entenderlo", comenta John Dirk Nieland, profesor asociado de ciencias de la salud y tecnología en la Universidad de Aalborg que trabaja junto a Dina Dechmann, y que, según el periodista del 'Washington Post', Dino Gandoni, está investigando posibles medicamentos diseñados para reproducir la singular química cerebral de las musarañas en humanos.
"Es increíble cómo reaccionan y responden", añade Nieland. Pero la habilidad de la musaraña para reducir el tamaño de su cerebro según su necesidad tiene sus consecuencias.
En un experimento ideado para comprobar la habilidad que el animal tenía para localizar comida, el equipo de Dina Dechmann descubrió que las musarañas con cerebros más grandes obtenían mejores resultados que aquellas con un cerebro más pequeño.
"Es un arma de doble filo", declaró Dechmann. "Tú consigues que tu cerebro sea más pequeño, para ahorrar energía, pero te vuelves… no quiero decir más estúpido, pero sí desmejora tu capacidad para resolver ciertas tareas de aprendizaje".
Sin embargo, la verdadera magia sucede cuando la reducción y regeneración del cerebro de la musaraña no parece afectar a largo plazo a su inteligencia.
Cuando las musarañas con un cerebro más pequeño recuperaron su masa cerebral, se confirmó que su habilidad para resolver los experimentos del laboratorio de Dechmann había vuelto a ser la misma, demostrando que puede ser posible regenerar el material cerebral en humanos devolviéndolos a su estado cognitivo previo a la neurodegeneración.
El siguiente paso para Dechmann y su equipo es averiguar cómo funciona exactamente el proceso de reducción del cerebro de la musaraña.
Según Dechmann, la regeneración del cerebro de la musaraña no se produce de manera uniforme, es decir, hay áreas de su cerebro que no vuelven al tamaño previo al que tenían antes del invierno.
"Aún estamos lejos de obtener resultados aplicables", adelantó cautelosamente Dechmann, pero el equipo es optimista.
John Dirk Nieland, que ya trabaja en un posible medicamento, añadió: "Este podría ser también el camino para tratar enfermedades cerebrales".