Europa vuelve al búnker ante la amenaza de guerra nuclear
Europa está en máxima alerta ante una escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania. Tanto como para que, literalmente, se esté pensando en reactivar los viejos búnkeres de viejas guerras por si cae la bomba atómica.
Según publicaba este mes de noviembre el medio alemán DW, las autoridades germanas están elaborando un censo de los búnkeres que hay en todo su territorio con el objetivo de que puedan ser recuperados y utilizados en caso de guerra atómica.
El cálculo de las autoridades alemanas es que actualmente habría en el país casi 500 refugios o búnkeres que podrían dar protección a 480.000 personas en caso de un ataque masivo.
El plan de las autoridades alemanas incluye rescatar los búnkeres de la II Guerra Mundial pero también usar las estaciones de metro como refugio.
Y Alemania no es el único país europeo que se pone en lo peor y mira de reojo sus viejos búnkeres. Según publicaba la BCC, también a finales de noviembre, Suecia, Noruega y Finlandia repartieron entre sus ciudadanos masivamente manuales de supervivencias en caso de guerra nuclear.
Europa siente la posibilidad de una guerra a gran escala en su territorio como algo inminente. Y, de hecho, ese miedo hace que los gobiernos estén poniendo en marcha planes muy concretos, que en algún caso plantean, incluso, la movilización de la población para labores militares.
Escribía en febrero de 2024 Bjarke Smith-Meyer un análisis para la revista estadounidense Politico cuyo inicio era rotundo: "Europa se está preparando para la guerra".
El presidente polaco, Donald Tusk (en la imagen), lo expresó claramente en una entrevista con la revista alemana Die Welt. Aseguró que Europa vive una evidente etapa prebélica. Según recogió CNN, Tusk aseguró: "La guerra ya no es un concepto del pasado. Es real y comenzó hace más de dos años. Lo más preocupante en estos momentos es que literalmente cualquier escenario es posible. No hemos visto una situación como ésta desde 1945".
Tusk dijo a Die Welt que los jóvenes tienen que ser conscientes del actual estado de las cosas y, por tanto, asumir que quizá tengan que tomar las armas. Este mensaje se halla en consonancia con un debate abierto en muchos países europeos sobre si es necesario reimplantar un servicio militar obligatorio.
Son mayoría los países occidentales que eliminaron el servicio militar obligatorio tras la caída del Muro de Berlín (Alemania lo hizo en 2011, España en 2002). Pero mandatarios como Macron creen que hace falta que los jóvenes sirvan durante un periodo a su patria y en Francia está preparando un Servicio Nacional Universal que tendría parte de contenido militar.
En el Reino Unido las autoridades también insisten en preparar a sus conciudadanos para una posible guerra. El ministro de Defensa, Grant Shapps, dijo que habíamos pasado de un "mundo de posguerra a un mundo de preguerra", según recogió BBC, y el general británico Patrick Shanders (en la imagen) habló en enero de "movilizar a la nación" y reforzar a los soldados profesionales con una especie de "ejército ciudadano".
No toda la opinión pública europea quiere oír hablar de un aumento en gastos de Defensa, pero ese es el escenario hacia el que empujan la mayoría de los líderes. Y más aún tras la reciente victoria de Trump en EE. UU.
Trump es un aislacionista que, además, simpatiza con Putin. Tampoco cree que Estados Unidos tenga que asumir, como hace ahora, un papel preponderante en la OTAN. Y, sobre todo, dejó claro en más de una ocasión que no quiere gastar en defender a otros países que, en muchos casos, se niegan a aumentar sus presupuestos en Defensa. Ahora que ha ganado, puede dar la espalda a Europa.
De ahí que haya toda una élite del poder europeo que lucha por una creciente militarización con el objetivo de que Europa pueda defenderse sin depender de si la OTAN o Estados Unidos.
Sin embargo, la izquierda europea tiene una larga tradición pacifista y todo lo que sea aumentar el gasto en armas y tropas le desagrada profundamente.
Pero hay analistas que creen que la izquierda tiene que cambiar sus esquemas ante la amenaza real de una guerra. Escribía Cass Mudde en The Guardian: "Corresponde al centroizquierda desarrollar y defender un plan para un ejército europeo que encuentre una posición democrática entre el pacifismo y el militarismo".
Imagen: Egor Myznik / Unsplash
Claro que en las filas del pacifismo y la izquierda más recalcitrante creen que en los discursos políticos y mediáticos que alertan de la posibilidad real de una gran guerra en Europa hay mucho de alarmismo y parte de interés político para arrastrar a la opinión pública a posiciones reaccionarias.