Imágenes del terror atómico: la historia de Hiroshima y Nagasaki
Han pasado casi 80 años desde los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki llevados a cabo por las fuerzas armadas estadounidenses, durante la etapa final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. El terror atómico continúa. Y persiste la conmoción que provoca ver las imágenes de todo lo que provocó el estallido de la bomba en las dos ciudades japonesas.
Aumento del riesgo de tumores malignos, enorme daño al medio ambiente, enfermedad por radiación crónica, shock psicológico... La lista de terribles consecuencias resulta muy larga.
Encontrado entre los restos de Hiroshima, un reloj que se detuvo en el momento de la explosión.
Otro siniestro rastro de la masacre que fue Hiroshima. Donde hubo un ser humano, tras la explosión, quedó solamente una sombra.
El efecto que se produce como consecuencia de la acción de la radiación luminosa sobre un cuerpo durante una explosión atómica se denomina "sombra de Hiroshima".
Como resultado de la explosión, 80.000 personas murieron instantáneamente, pero después de un tiempo hubo una gran cantidad de fallecimientos por cáncer y otras dolencias provocadas por la radiación. Según diversas estimaciones, de entre 130.000 y 226.000 personas murieron como consecuencia del bombardeo, en su mayoría civiles.
Las personas que sobrevivieron a las explosiones atómicas se conocen como "hibakusha" (traducido del japonés como "personas afectadas por la exposición"). En la foto, una víctima de una explosión en un hospital improvisado en un edificio bancario en Hiroshima.
Si se incluyen los fallecimientos por la contaminación radiactiva de niños nacidos de mujeres expuestas a las explosiones, puede decirse que las bombas han seguido provocando víctimas hasta ayer mismo. En 2013, el número de muertes estimado sumando los fallecimientos en los años posteriores a la bomba fue de unos 450.000: 286.818 en Hiroshima y 162.083 en Nagasaki.
Niñas y niños con máscaras para tratar de protegerse de la contaminacion radiactiva en la ciudad de Hiroshima en 1948.
Una escena de la película Hiroshima de 1952, financiada por el Sindicato de Maestros Escolares de Japón, que documenta la devastación causada por la bomba atómica.
Arriba vemos árboles quemados a 860 metros del epicentro de la explosión de 1945 en Hiroshima. La foto inferior muestra los mismos árboles el 26 de mayo de 2016.
El edificio del Centro de Exposiciones de la Cámara de Comercio de Hiroshima fue uno de los pocos edificios que la bomba no destruyó por completo. En 1996, fue incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO como un recordatorio del terrible evento.
Hoy, en el territorio al lado de la Cúpula Atómica se encuentra el Parque Memorial de la Paz, que es visitado por millones de personas de todo el mundo.
En la imagen, Setsuko Thurlow, Premio Nobel de la Paz 2017 por su participación en la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, le entrega al Papa Francisco una lámpara con una llama que se originó con la explosión de Hiroshima. La foto fue tomada el 20 de marzo de 2019 en la plaza de San Pedro en el Vaticano.
La bomba sobre Hiroshima fue lanzada por el coronel Paul Tibbets desde un bombardero B-29, al que llamó "Enola Gay" por el nombre de la madre del militar. Murió en 2007 a la edad de 92 años.
Tibbets no se arrepintió de lo sucedido y años después, en 2005, le dijo a The Asia-Pacific Journal: "Si me ponen en la misma situación, entonces sí, maldita sea, lo volvería a hacer".
Así lucía la bomba atómica, apodada "Baby", que fue lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
Charles Sweeney, comandante del bombardero B-29 Bockscar, lanzó la bomba sobre la ciudad de Nagasaki. En ese momento tenía 25 años y era la primera bomba que lanzaba.
El 9 de agosto de 1945 la bomba atómica de plutonio a la que se puso el nombre de Fat Man fue lanzada sobre otra ciudad japonesa: Nagasaki.
Pocas personas saben que se planeó lanzar la bomba sobre la ciudad de Kokura pero, debido a las malas condiciones climáticas, la bomba tuvo que lanzarse sobre Nagasaki. Charles Sweeney dio charlas en colegios y universidades sobre su papel al tirar la bomba. Murió en el Hospital de Boston en 2004 a la edad de 84 años. En la imagen, su funeral con honores.
Obama se convirtió en el primer presidente estadounidense en funciones en visitar Hiroshima en 2016. Afirmó que el mundo debe encontrar la manera de evitar que un desastre como este vuelva a ocurrir y pidió el abandono de las armas nucleares.
En 1950, se inauguró el Museo Memorial de la Paz en Hiroshima para contarle al mundo entero sobre la terrible tragedia y las consecuencias de la exposición a la radiación atómica.
En el parque podemos ver el memorial a las víctimas del bombardeo atómico, el Museo Memorial de la Paz, la Cúpula Atómica, el monumento a la paz de los niños, la sala de la memoria de las víctimas del bombardeo atómico, así como otros monumentos en los alrededores del parque.
Una de las historias de las víctimas de Hiroshima es la de una niña, Sadako Sasaki, que murió pocos años después por los efectos de la bomba. Sadako creyó hasta el final en la leyenda de las mil grullas de papel, que pueden curar incluso a una persona gravemente enferma. Pero su sanación no llegó.
Sadako se dedicó a hacer grullas de papel en el hospital, con la esperanza de que le sanaran. Las grullas de papel se convirtieron en su última esperanza de curación, pero murió antes de que pudiera hacer la última. La gente quedó asombrada por su deseo de vida y esperanza eterna, y su nombre, como la propia grulla de papel, se convirtió en un símbolo de la lucha por la paz y un recordatorio constante de las terribles consecuencias de una explosión nuclear.
A pesar del daño colosal y el horror causado por los bombardeos nucleares en Hiroshima y Nagasaki, ambas ciudades se pusieron de pie, pelearon por resurgir e iniciaron una vida completamente nueva. Todo aquel que visita ambas ciudades se lleva consigo una sensación de asombro de cómo pudo haber sucedido esto, así como un sentimiento de profundo respeto por varias generaciones de sus habitantes.
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