Morir solo, es duro; morir solo y que tarden semanas en encontrarte, indescriptible
Morir solo es, quizás, uno de los mayores miedos que puede tener una persona a lo largo de su vida. Sin compañía, amigos o familiares, fallecer en la soledad del hogar es ofrecer un adiós tan triste que cuesta describirlo.
Curiosamente, la Ley de Murphy aplica incluso después de la muerte pues, quien piense que morir sin compañía es lo peor que le puede pasar, desconoce que esa agonía se puede prolongar durante días, semanas, inclusos meses o años tras la muerte.
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Sí, lo duro de morir en soledad es el hecho de no tener a nadie que se dé cuenta que has muerto y tu cuerpo sin vida pase un tiempo indeterminado hasta que alguien, ajeno a ti, se percate de lo que ocurre.
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Este fenómeno es lo que en Japón se conoce como 'Muertes solitarias' y se ha convertido en un problema de una magnitud altamente preocupante que viene a refrendar otro mal endémico del país: el envejecimiento imparable de su población.
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Según datos del Gobierno nipón, recogidos por 'The Japan Times', en el primer semestre de 2024 se contabilizaron un total de 28.330 'Muertes solitarias' de ancianos en todo el país.
Pues bien, la Policía japonesa era la que ponía cifras a la soledad y, como era de esperar, eran desoladoras. Un 17,3% de estos ancianos fallecidos, un total de 4.913, no fueron reclamados hasta pasadas dos semanas o más.
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Los datos, ofrecidos por la Agencia Nacional de Policía y recogidos por ABC, dan buena cuenta de la situación alarmante, desesperada y preocupante que viven los mayores nipones en pleno siglo XXI.
Lo cuestionable del asunto es que las 'Muertes Solitarias' estuvieron muy de actualidad a principios de siglo, cuando un hombre pasó tres años muerto en su casa, hasta que el casero fue a reclamarle los impagos del alquiler.
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A pesar del impacto de aquella noticia, en las siguientes dos décadas el Gobierno japonés no ha sabido abordar un problema que se multiplica por momentos.
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De hecho, las autoridades niponas estiman que la cifra de personas que fallecerán solas en 2024 alcanzará las 70.000 y el asunto no tiene visos de ir a mejor, con una población que envejece año tras año, y en la que una de cada 10 personas tiene más de 80 años, tal y como recoge 'The Guardian'.
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A esto se suma el hecho de que el 15% de ancianos varones de Japón no tiene relaciones sociales más allá de la familia, lo que implica que, de media, mantengan menos de una conversación cada 15 días, lo que contribuye a un aislamiento casi endémico.
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Los servicios de salud de Japón confirman que llegan donde pueden pero que no tienen medios suficientes para atender a todas las personas mayores que lo necesitan.
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Para echarles una mano, asociaciones como 'Zero Lonely Deaths' hacen controles rutinarios entre los vecinos de mayor edad para evitar, precisamente, que se produzcan más muertes solitarias.
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Dicho lo cual, esta travesía por el desierto del descanso eterno en soledad apunta a ser un problema de complicada solución y, en cualquier caso, nunca a corto plazo.
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