Punto Nemo: el cementerio marino de naves espaciales
Hay un lugar en el océano Pacífico donde reposan los restos de las naves que el ser humano lanza al espacio. A su regreso, caen al mar y allí quedan para siempre.
Las características de ese punto oceánico hacen que sea el lugar ideal para abandonar en su lecho submarino los restos de nuestra aventura espacial.
Hablamos del Punto Nemo, un espacio en medio del océano muy alejado de tierra firme, de territorios donde haya vida humana y donde la vida subacuática también es complicada por una serie de condicionantes naturales.
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Según los datos del Ocean Service de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos, la ubicación exacta del que han denominado como el 'polo de inaccesibilidad del Pacífico’ se encuentra a 48°52,6' latitud sur y 123°23,6' longitud oeste.
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Y es que, cuando hablamos de inaccesible, es porque las zonas de tierra más cercanas a este punto se encuentran a nada menos que… ¡2.688 kilómetros de distancia!
Foto: D. García Castellanos. U. Lombardo Scottish Geographical Journal
Las costas más cercanas, apunta la NOAA, son las de la isla Ducie en las islas Pitcairn, al norte, el islote de Motu Nui en la isla de Pascua, al noroeste, la isla Maher en la Antártida, al sur; las Islas Chatham, en Nueva Zelanda, al oeste; y territorio chileno al este.
Tal es la distancia que existe que los humanos que más cerca se encuentran del Punto Nemo ni siquiera están en la Tierra, sino que son los astronautas de la Estación Espacial Internacional, que orbitan a un máximo de 416 kilómetros de la corteza terrestre y son los que llegan a estar a menor distancia cuando lo sobrevuelan.
¿Y qué sucede con la vida marina en esta zona? Pues que se trata de "la región menos biológicamente activa del océano en el mundo", como explicó a la BBC el experto oceanógrafo Steven D'Hondt, de la Universidad de Rhode Island en Narragansett.
Según D'Hondt, en el Punto Nemo no hay mucha diversidad de especies animales, ni en la superficie, ni en el fondo marino, que supone un espacio “prácticamente sin vida”.
Esto se debe, según aseguró el experto a la BBC, a que está situado en el conocido como Giro del Pacífico Sur, una enorme corriente giratoria que bloquea la entrada de aguas más frías ricas en nutrientes.
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Además, se suma el hecho de que, al encontrarse tan alejado de espacios de tierra firme, impide que el viento transporte mucha materia orgánica y, por tanto, que haya mucho alimento necesario para el mantenimiento de la vida animal.
Todos estos condicionantes han llevado a escoger el Punto Nemo como el espacio ideal para que las agencias espaciales de todo el mundo lo utilicen para calcular la trayectoria de reingreso durante su proceso de “salida de órbita” y donde llevan a morir las naves espaciales fuera de servicio.
Es, de hecho, el lugar donde la NASA pretende que acabe la Estación Espacial Internacional, cuyo final está cerca, pues debe ser desmantelada y reconfigurada en el año 2024.
En el Punto Nemo se encontrará con otras míticas estaciones espaciales, como la rusa Mir, allí desde 2001, o seis estaciones del programa soviético Saliut, además de numerosas naves de reabastecimiento no tripuladas que se han utilizado para dar servicio a la Estación Espacial Internacional y otras tantas hasta un total de 263 desechadas entre los años 1971 y 2016.
El objetivo final del Punto Nemo es evitar que cualquier desecho espacial pueda caer sobre la superficie terrestre convirtiéndose en un peligro para los humanos, de modo que las agencias espaciales -Estados Unidos, Rusia y Japón, especialmente- dirigen hacia este punto las naves o satélites en desuso.
En cuanto a la vida subacuática, una vez más, la arqueóloga Alice Gorman, de la Universidad Flindres en Adelaide, Australia, asegura que "como en el caso de los restos de naufragios (en estos restos) se crean hábitats colonizados por cualquier cosa y por todo lo que vive en esas profundidades".
El único peligro para las formas de vida allí, apunta Gorman, sería en el caso de derrame de combustible por parte de estas naves. En el resto, asegura, “no deberían representar una amenaza para la vida acuática".
¿Y de dónde viene su nombre? El Punto Nemo se llama así en honor al personaje que el escritor Julio Verne creó para sus ‘20.000 leguas de viaje submarino’ y teniendo en cuenta que Nemo, es una palabra en latín que significa ‘nadie’…
Fue descubierto -o más bien calculado- por el ingeniero y topógrafo croata-canadiense Hrvoje Lukatela en 1992, que buscaba el lugar más remoto del planeta.
Para ello, utilizó software computacional de gran precisión para dar una resolución numérica de alrededor de 1 milímetro y lo hizo con base en los datos del Digital Chart of the World, compilado por la Agencia de Mapeo de Defensa de Estados Unidos, hoy conocida como Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial.
Fue de su mano y de la de un importante equipo de investigación como pudo localizarse este espacio que es hoy fundamental para deshacerse de estos ‘deshechos’ espaciales afectando de la menos manera posible tanto a los humanos como a la fauna marina. ¿Qué será de él en el futuro? ¿Será algo sostenible y realmente beneficioso para todos? El tiempo nos lo dirá...