¿Es el gato un supervillano de la naturaleza?
No hay duda de que son grandes mascotas y, pese a su sempiterna batalla con sus enemigos perrunos, hay para quien los gatos son los verdaderos reyes de la casa. Sin embargo, existen cada vez más estudios que aseguran que nuestros compañeros felinos también podrían haberse convertido en una de las mayores amenazas de la vida silvestre.
La domestificación del gato común (Felis silvestris catus) es relativamente reciente, remontándose a hace más o menos unos 10.000 años. Según los investigadores, estos fueron domesticados por los primeros agricultores de las principales civilizaciones de Oriente Próximo, que se extendían desde el valle del Nilo al sur de Mesopotamia.
Desde esta parte de Asia fueron extendiéndose. Y ahí llega el problema, ya que cada vez que una especie se asiente en un ecosistema ajeno, acaba afectándolo y modificándolo, contribuyendo incluso a extinguir otras especies nativas.
Con la domesticación, se pretendía acabar con las plagas de roedores y otros animales que, a menudo, se introducían en casas, cultivos y graneros, con el perjuicio que ello generaba tanto para las personas como para los alimentos.
Con la misma finalidad de acabar con los roedores e insectos, los marinos metían a los gatos en su embarcaciones, aunque estos, una vez en puerto, se escapaban y se introducían tierra adentro, provocando su rápida expansión por todo el planeta.
Sin embargo, como especie invasora, los gatos han pasado a ser considerados como una amenaza para la conservación de la fauna de los lugares en los que se establecieron, porque nunca perdieron su instinto de cazador y, en la actualidad, están acabando con algunas especies de animales.
De hecho, el gato está incluido en la lista de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Otros organismos como la Academia Polaca de Ciencias también han llevado a cabo estudios similares que evidencian que existe una clara "influencia negativa del gato doméstico en la biodiversidad autóctona". Estas conclusiones han sido expuestas por el equipo de especies exóticas invasoras como parte de las actividades de la Comisión Europea.
En Noruega, por ejemplo, hay una ley de 1992 que impide que los gatos habiten el archipiélago de Svalbard, situado en el mar Glacial Ártico y conocido por tener un almacén subterráneo en el que se custodian miles de semillas de todo el mundo como garantía de preservación en el caso de que se produzca una catástrofe a nivel planetario.
En su día, las autoridades locales creyeron que era una amenaza que los gatos vivieran en las islas debido a la propagación de la rabia y la equinococis quística presente en los zorros y los roedores de la región. Y, a su vez, también se estaban convirtiendo en una seria amenaza para algunas especies de aves de las islas.
Y tal es el problema en una zona de Australia que se ha tenido que instalar una valla electrificada de más de 40 kilómetros con el fin de intentar proteger a las especies que habitan en un santuario de vida salvaje.
No en vano, según defiende el biólogo y doctor mexicano Jorge E. Schondube, que ejerce como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los gatos han exterminado 28 especies de marsupiales.
A su vez, en México a los gatos se los responsabiliza de la extinción de algunas especies de aves (como el petrel o paíño Guadalupe y la paloma de Socorro), así como de lagartijas y roedores del Golfo de California.
¿Bastaría con mantenerlos alimentados? Pues parece que no, pues el gato sucumbe a sus instintos cazadores, con el consiguiente perjuicio para la conservación de la biodiversidad. En palabras de Miguel Clavero, de la Estación Biológica de Doñana - CSIC, aunque el gato esté alimentado, seguirá cazando, porque tiene ese instinto.
Miguel Clavero afirma que, en los últimos siglos, los gatos han estado implicados en más de una cuarta parte de las extinciones contemporáneas de aves, mamíferos y reptiles.
Por otro lado, las colonias felinas salvajes también actúan en ocasiones como reservorio de algunas enfermedades que han supuesto una seria amenaza para muchas otras. En este sentido, sería importante apostar por una estrategia que implica su captura, esterilización y vacunación.
Sin embargo, no todos los biólogos se ponen de acuerdo al respecto. Según el Grupo de Especialidad de medicina Felina (Gemfe) de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa), la situación no es alarmante ni en España ni en Europa.
"En nuestro país (España), así como en el resto del continente europeo, los gatos llevan milenios conviviendo con la especie humana, estableciéndose una relación de simbiosis que ha beneficiado durante siglos a ambas especies", afirman en un comunicado desde la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales.
Algunos expertos aseguran que, para valorar si el problema es real, habría que analizar distintos factores, como la zona geográfica en la que se encuentren (en las islas sí podría llegar a ser un problema mayor). Por lo que en ningún caso habría que generalizar.
¿Cuál sería la solución? Pues, aunque, como decimos, no se puede generalizar, es importante fomentar la tenencia responsable. La mayor parte de los expertos considera que los gatos no deben salir de las propiedades de sus dueños para minimizar este tipo de problemas en los entornos naturales aledaños.
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