Sufría envejecimiento prematuro: muere a los 28 años Sammy Basso
Sammy Basso, quien nació el 1 de diciembre de 1995 en Schio, una pequeña ciudad situada en el norte de Italia, ha cumplido 28 años. No obstante, su aspecto en fotografías recientes podría llevar a pensar que tiene el doble de edad.
Y decimos sus últimos días porque Sammy Basso, la persona con progeria de Hutchinson-Gilford más longeva del planeta, ha fallecido, tal y como ha confirmado su familia, a través de su cuenta de Instagram.
Foto: Instagram - Sammy Basso
"Falleció repentinamente, tras un día de celebración, rodeado de cariño de quienes le amaban. Estamos profundamente agradecidos por el privilegio de compartir una parte del viaje con él", arranca la misiva.
Foto: Instagram - Sammy Basso
Fue con tan solo dos años, cuando a Sammy Basso le diagnosticaron su dolencia. La progeria es una enfermedad genética altamente extraña, que afecta a una de cada 20 millones de personas en el mundo y les provoca un envejecimiento prematuro.
Foto: Instagram - Sammy Basso
Consciente de su realidad, Sammy Basso decidió dedicar su vida a "vivir plenamente", pero también a investigar su enfermedad. Así, con solo 10 años (2005), fundó la Asociación Infantil de Progeria.
Ocho años más tarde, en 2018, se había licenciado en Ciencias Naturales y basó su tesis en buscar posibles terapias para ralentizar el desarrollo de su enfermedad. Y lo consiguió. Al menos en su caso.
Los pacientes afectados por la Progeria de Hutchinson-Gilford tienen una esperanza de vida de 15 años. En el caso de Sammy Basso, llegó casi a duplicarla. Iba por buen camino.
Foto: Instagram - Sammy Basso
Al tratarse de una enfermedad incurable, el joven científico dedicó su tiempo, conocimientos y esfuerzos a la investigación del control de los síntomas y sus posibles derivaciones.
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Y es que, quienes padecen progeria, por lo general, acaban falleciendo por complicaciones cardiovasculares o cerebrovasculares, como infartos o derrames.
Foto: Instagram - Sammy Basso
Así, uno de los tratamientos de la progeria, pasa por proteger al cuerpo de estos accidentes, toda vez que no hay tratamiento específico para la propia progeria. Para curarla, habría que eliminar la mutación genética que la provoca.
Foto: Instagram - Sammy Basso
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En lo que respecta a los síntomas, sin duda lo más duro de la enfermedad, lo complicado es que empiezan a aparecer al primer año de vida y no dejan de evolucionar. Algunos de los más reconocibles son la pérdida de músculo, malformaciones dentales, pérdida de audición, caída del cabello, cabeza más grande que el resto de la cara, piel arrugada y manchada o voz aguda, son algunos de los síntomas de la progeria, además del visible envejecimiento.
Así las cosas, Sammy Basso consiguió casi duplicar la esperanza de vida de una enfermedad rara y sentar las bases para dar con un mejor tratamiento en un futuro. El científico se ha ido pero su legado queda. Descanse en paz.
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