Alto el fuego en Líbano: ¿hasta cuándo?
Este miércoles 27 de noviembre se hacía oficial el alto el fuego entre Israel y Líbano, entre Benjamin Netanyahu y Hezbolá. Para la gente común es, simplemente, una gran noticia. Miles de personas podrán volver a sus hogares y la amenaza de morir bajo las bombas se disipa.
En la imagen, un tanquista israelí celebra el alto el fuego. La ofensiva de Israel ha supuesto la eliminación física de la cúpula de Hezbolá casi en su totalidad así como una invasión terrestre de Líbano que dio comienzo el 1 de octubre de 2024. ¿Y ahora qué sucederá?
Por el momento, hay una tregua de 60 días y, según The New York Times, las tropas israelíes se retiraran del territorio que ocupan en Líbano y serán sustituidas por fuerzas militares libanesas como modo de asegurar que los combatientes de Hezbolá no toman esos enclaves.
Los analistas apuntan a la fragilidad de una paz que depende de que Hezbolá se mantenga sin actividad. El que las fuerzas militares libanesas puedan controlar a Hezbolá no resulta muy convincente, como subraya (de nuevo) The New York Times.
Israel atacó Líbano para golpear a Hezbolá por el presunto apoyo de esta organización a los brutales crímenes cometidos por Hamas el 7 de octubre de 2023. La venganza israelí incluyó la eliminación de la práctica totalidad de los dirigentes de Hezbolá. Y lo previsible es que, a su vez, Hezbolá trate, tarde o temprano, de vengarse.
Sea como sea, ahora mismo vuelve la paz a Líbano. Un millón de personas que tuvieron que huir de sus hogares a causa de la ofensiva israelí pueden regresar a casa. Ya lo están haciendo por miles.
Llegado el alto el fuego, las conclusiones políticas son contrapuestas según su origen. El gobierno de Netanyahu lo puede vender como un éxito (aunque los elementos más extremistas del gabinete, según Haaretz, querían seguir guerreando) y en Irán (país aliado de Hezbolá) los medios oficialistas hablan de "derrota de Israel", tal y como recoge la BBC.
Y luego está Líbano, un país que hace mucho fue próspero pero lleva decenios golpeado por guerras civiles, disputas políticas de carácter sectario y tensiones con su vecino Israel.
La realidad es complicada para Líbano pero ahora toca celebrar que sus habitantes puedan disfrutar de un periodo de paz. Aunque seguramente no sea muy largo. Y queda, además, la dura tarea de reconstruir el país.
Para los libaneses resulta tarea difícil confiar en el futuro. Pero, al menos, ahora saben que durante un tiempo no caerán más bombas israelíes en su territorio.
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