El final de la Guerra de Ucrania podría estar más cerca de lo que se pensaba
En 2022, la invasión rusa a Ucrania marcó el comienzo de un conflicto de magnitud sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las difíciles expectativas, Ucrania mantuvo su posición y logró defender Kiev frente a los avances rusos, lo que eventualmente provocó la retirada de las fuerzas invasoras. Actualmente, se discute la posibilidad de una paz liderada por Donald Trump. Sin embargo, persisten interrogantes sobre si esta será realmente una solución favorable.
Donal Trump, desde la presidencia de Estados Unidos, está tratando de imponer su plan para lograr la paz. Y ese plan tendría un coste elevado para Ucrania y Zelenski. Por contra, Putin podría resultar muy favorecido.
Resumiendo todo lo dicho por Trump en sus torrenciales declaraciones diarias y por su secretario de Defensa, Pete Hegseth, la base de un acuerdo sería permitir que Putin se quede con territorio conquistado y vetar la entrada de Ucrania en la OTAN
Según recogía Reuters, Pete Heghset, responsable de Defensa de Trump, aseguró que "no es realista" pensar que Ucrania pueda volver a sus antiguas fronteras ni tampoco que pueda ser socio de la OTAN.
También Reuters recogía declaraciones de Trump en la misma línea que su secretario de Defensa, asegurando que "no es práctico" que Ucrania esté en la OTAN ni que reclamare sus antiguas fronteras para lograr la paz.
En sus declaraciones constantes a la prensa, incluso, Trump llegó a sugerir que Ucrania "puede ser Rusia algún día". Lo hizo en una entrevista concedida a Fox News y que recogieron en asombrados titulares medios como The Guardian o Newsweek.
Sentadas esas bases por parte de Trump, la posición de Zelenski es de total debilidad. Poco podrá reclamar si ya se le impone que renuncie a territorio y OTAN.
También pierde la Unión Europea con el proyecto de pacificación de Trump: los europeos habían prometido a Ucrania que entraría en la OTAN y que apoyarían su lucha y, ahora, tendrá que rectificar sus posiciones.
Y a nivel interno, Zelenski tiene que hacer frente, además, al agotamiento de la población tras tanto tiempo de guerra. Alistar a jóvenes para enviarlos al frente está resultándole una labor impopular y muchos huyen o se esconden.
En principio, el final de una guerra siempre ha de acogerse con alivio. Habrá vidas que se salven y se pondrá fin a un sufrimiento injusto. Sin embargo, según qué tratado de paz se firme, puede ser una mala noticia para el futuro de la gobernanza global.
Si Putin saca ventaja con el fin de la guerra de Ucrania, se establecerá un peligroso precedente: el más fuerte puede saltarse las reglas (invadir un país) y no sufrir ninguna consecuencia en la esfera internacional.
Además, el unilateralismo puesto en marcha con Trump (que no consulta con sus socios de la OTAN ni ninguna otra potencia) coloca al mundo ante una extraña tesitura: ¿qué pasaría si, por ejemplo, Putin decide invadir Polonia? ¿Estados Unidos, como miembro de la OTAN, saldría en defensa de ese país de la Unión Europa?
El fin de la guerra de Ucrania podría ser el comienzo de una nueva época en la que las viejas reglas internaciones, basadas en el consenso y el respeto a las reglas, podría saltar por los aires.
Añadamos un detalle más que dibuja el desconcierto general ante la arrolladora acción de Trump: la Unión Europea, ante las primeras informaciones sobre el plan de paz estadounidense, pidió que en las negociaciones participe Zelenski. Porque, aunque parezca absurdo, Trump no aclaró inicialmente si la negociación sería entre Ucrania y Rusia o, simplemente, entre Putin y Trump.
Donald Trump inaugura un nuevo mundo. Seguramente más salvaje y con menos normas. Habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Y, en cualquier caso, bienvenida sea la paz.
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