Sorpresa por lo ocurrido en el cara a cara entre Walz y Vance
El debate vicepresidencial normalmente no es especialmente relevante para las campañas electorales. Sin embargo, en este año electoral ha tomado relevancia debido a la división que experimenta Estados Unidos y la incertidumbre sobre cuál será el resultado de las elecciones que se celebrarán el próximo noviembre.
Las diferencias evidentes entre ambos partidos o la división general que se está viviendo no fue lo que más destacó del debate entre J.D. Vance y Tim Walz. Lo que llamó la atención de todos es que el debate fue uno al uso, que se desarrolló con normalidad.
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Maggie Haberman, corresponsal experimentada en política de The New York Times, lo comparó con el pasado debate de vicepresidentes y dijo: "Los debates en los que participa Trump no se parecen a nada que haya tenido lugar en la historia moderna de la política estadounidense".
La técnica de debate de J.D. Vance resultó ser muy diferente a la de su compañero de candidatura, Donald Trump. El político del Partido Republicano respetó los turnos y centró sus ataques en los problemas, incluso, ocasionalmente, estando de acuerdo con Walz.
Ambos candidatos utilizaron un lenguaje claro y explicativo, se concentraron en los problemas presentados por los moderadores, y se mantuvieron más alejados de cuestiones personales de lo que los votantes habían visto en los anteriores debates presidenciales.
A pesar de ser civilizado, el debate no estuvo exento de afirmaciones engañosas y falsas sobre diferentes políticas. Walz mintió sobre las propuestas del Proyecto 2025, y Vance difundió sus usuales falacias sobre la inmigración.
J.D. Vance y Tim Walz también evitaron contestar muchas preguntas en el debate, aunque los moderadores ya se encargaron de manera muy profesional en recordarles que no habían respondido a ciertas cuestiones. Aun así, muchos analistas están de acuerdo en que la conversación entre ambos es una puerta abierta a una paz política en el país.
Tim Walz abrió el debate y se mostró algo tembloroso al principio de este cuando habló sobre política internacional y Oriente Medio, un tema con el que, según ha admitido el propio Partido Demócrata, el candidato a la vicepresidencia no está cómodo.
Aun así, Walz tuvo sus mejores momentos a medida que el debate progresaba y aprovechó su experiencia como gobernador para mencionar ejemplos específicos de sus políticas.
Sus puntos fuertes fueron los mismos que los del Partido Demócrata: el aborto y la sanidad. El gobernador Walz tomó ventaja de sus años en política para hablar sobre estas cuestiones.
El mejor momento del gobernador Walz llegó cuando se discutía sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero; Walz pidió incisivamente a J.D. Vance que reconociera que Donald Trump perdió las elecciones de 2020, algo que el candidato Republicano no hizo.
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Los analistas de diversos medios concluyeron que J.D. Vance tuvo una mejor actuación en el debate que Tim Walz. El candidato del Partido Republicano se presentó de manera calmada y educada y revirtió algunas de las políticas más impopulares de su partido.
A pesar de todo, Vance sí que utilizó una de las técnicas más empleadas por Donald Trump: recurrir al tema de la inmigración en cada pregunta para aprovecharse de uno de los temas más decisivos de la campaña Republicana.
Vance hizo lo mismo con la economía, recordando siempre a los espectadores que Kamala Harris se encuentra actualmente en la Casa Blanca y que ya ha tenido la oportunidad de implementar muchas de las políticas que está proponiendo.
El senador Vance hizo del debate su oportunidad para cambiar las opiniones que los votantes tienen sobre él. Desde el día 1, su figura como político extremista ha despertado rechazo, algo que intentó cambiar durante el debate.
Muchos analistas advirtieron que el debate vicepresidencial no acabaría teniendo mucha influencia en las elecciones, sin embargo, voces liberales señalan que este debate es una oportunidad de victoria para Trump.
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