Alerta mundial: la próxima gran guerra podría estallar por este motivo
Los cables submarinos, que se extienden por los fondos oceánicos, son infraestructuras críticas diseñadas para transmitir electricidad entre países. Estos cables de alto voltaje son esenciales para compartir recursos de energía renovable a nivel mundial y ofrecen una solución a los problemas de suministro de energía intermitente. Pero podrían remodelar la situación energética global, lo cual no es del agrado de todos...
Los empresarios están proponiendo el interconector de energía submarino más grande del mundo, que abarcará más de 4.800 kilómetros (3.000 millas) y alcanzará profundidades de 3.353 metros (11.000 pies) para unir América del Norte y Eudropa, según The Telegraph. Los cables transmitirían energía equivalente a varias centrales nucleares… en ambas direcciones.
La nueva arma secreta de Ucrania que podría cambiarlo todo en su lucha contra Rusia
"Cuando el sol está en su punto más alto en Londres, es la hora del desayuno en Nueva York, donde la gente podría utilizar la energía del Reino Unido o Europa para prepararlo", explicó Simon Ludlam, uno de los empresarios involucrados, en una entrevista con The Telegraph. "Luego, cinco horas después, cuando el sol esté en su punto más alto en Estados Unidos, las plantas solares y otras fuentes de energía allí podrán suministrar electricidad para cocinar la cena en el Reino Unido".
Si este proyecto, que lleva el nombre de la OTAN, se concreta, no sólo cambiaría las reglas del juego para la transmisión de energía renovable, sino que también supondría un gran impulso para la seguridad energética. El inversor Laurent Segalen dijo a The Telegraph que "tiene mucho sentido que la OTAN refuerce mutuamente sus suministros energéticos y también que ya no tendremos que comprar combustibles fósiles sucios de Rusia y Oriente Medio".
Esta sería la línea de transmisión de energía más compleja de la Tierra. Pero las estimaciones actuales sugieren que costaría más de 20.000 millones de dólares, lo que parece mucho. Pero según The Telegraph, es potencialmente más barato que los 46 mil millones de dólares que se gastan en Hinkley Point C, la nueva central nuclear de Gran Bretaña.
Si se aprueba, el cable transatlántico podría estar operativo a mediados de la década de 2030. Este cronograma refleja la amplia planificación, inversión y cooperación internacional necesarias para realizar un proyecto tan transformador.
Esto no es sólo una quimera. Europa y el Reino Unido están a la vanguardia, con múltiples cables submarinos que ya conectan a países aliados dentro de la UE. La Red Europea de Operadores de Sistemas de Transmisión de Electricidad estima que de aquí a 2030 se construirán unos 40.000 kilómetros (24.000 millas) de líneas eléctricas de alto y extra alto voltaje en toda Europa. Más de la mitad de las distancias a cubrir se utilizarán cables subterráneos y submarinos. En la imagen, la construcción de la línea eléctrica NordLink entre la energía eólica alemana y la hidroeléctrica noruega.
La iniciativa SunCable planea transportar energía solar y eólica desde el desierto australiano, donde abundan la tierra, el viento y el sol, hasta el densamente poblado Singapur. Según SunCable, el proyecto ya está en marcha e incluye almacenamiento en baterías tanto en Darwin como en Singapur.
Como reflejo de una tendencia más amplia, India y Arabia Saudita proponen conectar sus redes eléctricas a través del Mar Arábigo. Este proyecto, parte de un corredor económico, podría remodelar la dinámica energética entre Asia, Medio Oriente y Europa. De hecho, el gobierno de Estados Unidos lo respalda, diciendo que podría contrarrestar la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, según CNN.
A medida que la energía renovable remodela las estructuras de poder globales, los cables submarinos se convierten en herramientas geopolíticas. “Las interconexiones obligarán a las naciones a pensar detenidamente quiénes deberían ser sus aliados en un mundo geopolítico que cambia rápidamente, y a pensarlo dos veces antes de entrar en disputas diplomáticas o, peor aún, en un conflicto militar”, informa CNN.
La paralización del proyecto Nordstream 2 tras la invasión de Ucrania en 2022 evidenció la vulnerabilidad de Europa debido a su dependencia energética de Rusia. Este evento no solo subrayó la necesidad de romper vínculos energéticos con naciones hostiles, sino que también impulsó un giro hacia una mayor dependencia del gas natural de Estados Unidos.
Un documental conjunto de emisoras públicas de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia llamado "Putin's Shadow War” (la guerra en la sombra de Putin) informó que Rusia estaba llevando a cabo operaciones de inteligencia submarinas alrededor de cables de energía, parques eólicos marinos y gasoductos en la región. ¿Por qué? ¿Podrían ser posibles objetivos de ataques?
A pesar de su profundidad, los cables submarinos son susceptibles de sabotaje, especialmente cuando se acercan a aguas poco profundas. Los riesgos incluyen daños accidentales por pesca y perturbaciones geopolíticas intencionales, según CNN. Sin embargo, como se vio en la guerra de Ucrania, la infraestructura energética terrestre tampoco es totalmente segura.
La existencia de enlaces físicos de energía, como cables submarinos, podría potencialmente explotarse en la diplomacia internacional, ofreciendo nuevas herramientas para ejercer presión o obtener concesiones. Lo que está claro es que los aliados de hoy podrían no seguir siéndolo en el futuro.
Alberto Rizzi, miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, dijo a CNN que el enorme papel de Rusia en el sector energético pronto podría verse disminuido. Mientras que los países del Golfo están invirtiendo fuertemente en energías renovables, las inversiones de Rusia se centran más en su maquinaria de guerra y sus fuentes de energía tradicionales de combustibles fósiles.
El futuro de proyectos como el interconector OTAN-L podría depender de los resultados de eventos políticos cercanos, como las elecciones presidenciales en EE. UU. Sin embargo, no es tan simple como afirmar que Trump no lo respaldaría. Como señaló Rizzi, “Un cable submarino podría ser utilizado por una presidencia transaccional como la de Trump para obtener concesiones de Europa en otros ámbitos… Y una vez que estableces ese vínculo, es muy difícil deshacerlo.”