El efecto destructivo de la Covid en el cerebro
El coronavirus que ha mantenido el planeta en jaque desde 2020 es un microorganismo capaz de causar serios problemas cuando nos infecta. En la forma tradicional de los virus respiratorios (atacando a los pulmones) pero también en el cerebro, algo novedoso científicamente. Una investigación publicada en Nature demuestra los graves efectos que la Covid puede causar (de modo permanente) en la masa gris cerebral.
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En realidad, había indicios que apuntaban a que el coronavirus atacaba al cerebro. La desaparición de la capacidad olfativa durante la infección era uno de ellos. También los casos de Covid persistente con fatiga, niebla mental y otras dolencias neurológicas. Un equipo de la universidad de Oxford ha corroborado esta sospecha.
En realidad, el estudio es (metodológicamente) bastante sencillo: se escogió un grupo de 800 personas y se les hizo una resonancia para obtener una fotografía exacta del estado del cerebro antes y después de contraer Covid. Y, sí, había modificaciones de importancia en el cerebro.
De hecho, uno de los titulares principales de la publicación de Nature que firma el equipo de Oxford encargado de este estudio es rotundo. "SARS-CoV-2 is associated with changes in brain structure (SARS-CoV-2 se asocia a cambios en la estructura cerebral)".
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Lo que se pudo constatar es una evidente pérdida de materia gris en el cerebro tras pasar la Covid.
Las áreas cerebrales más afectadas en cuanto a pérdida de materia gris, según el estudio recogido en Nature, son las asociadas al olfato (corteza orbitofrontal, giro parahipocampal). Pero las consecuencias de esta reducción de sustancia gris va más allá de la capacidad olfativa.
Los investigadores hallaron reducción del volumen cerebral en zonas ajenas a la capacidad olfativa como son el polo temporal, el giro supramarginal o el cerebelo. Y detectaron también consecuencias en la capacidad cognitiva de los individuos que se sometieron al estudio.
Al grupo sometido a investigación se le sometió a una serie de pruebas del estilo que se suelen hacer a quienes tienen enfermedades neurodegenerativas y, según el estudio, se detectó "un mayor declive en sus habilidades mentales para ejecutar tareas complejas”.
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Otro dato de la investigación apunta a que a mayor edad de la persona infectada por Covid, mayores daños en la materia gris.
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El estudio indica que, de media, los individuos observados perdieron un 0'3% de volumen cerebral pero en algún caso la materia gris se redujo en un 2%.
Ahora habrá que hacer un seguimiento para determinar si los daños en el cerebro son permanentes o nuestro organismo es capaz de repararlos con el tiempo.
Tampoco explica esta investigación si los daños causados son más elevados cuando el Covid es más grave. No está claro. Quizá un Covid leve provoque efectos similares que un Covid más severo.
El estudio publicado en Nature habla de la posibilidad de esta destrucción provocada por el coronavirus sea causa de "una propagación degenerativa de la enfermedad de las vías olfativas, de eventos neuroinflamatorios o de la pérdida de información sensorial debida a la anosmia".
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Una explicación simplificada del proceso por el que la Covid puede afectar a la materia gris sería que, cuando se paraliza la capacidad olfativa, una parte del cerebro deja de funcionar y, aunque luego vuelva a ponerse en marcha el olfato, ya se ha producido una atrofia cerebral que persiste.
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Este estudio apoyaría la tesis de que la Covid persistente con síntomas neurológicos tiene su origen en unas secuelas de la infección que permanecen en el cerebro.
Antes de esta investigación sí se había detectado la "infiltración" del coronavirus en el cerebro mediante análisis de tejidos cerebrales en personas fallecidas por Covid. Algo inusual en virus respiratorios. Igual de inusual que hallar ese rastro del coronavirus en órganos como el corazón o los riñones, cosa que ha sucedido.
La peligrosidad del coronavirus, tal y como se ha visto en este y otros estudios, reside en su capacidad para entrar en nuestro organismo y expandir su ataque. También en su modo de disimular, a veces, la gravedad de la infección: véase la llamada "neumonía silenciosa", que sólo da la cara cuando los pulmones están muy dañados.
Estudios como este hecho en Oxford ha de servir para recordarnos la peligrosidad de los coronavirus. La vacuna y algún tratamiento específico han frenado la pandemia pero conviene estar alerta. La Covid puede deja secuelas en nuestra salud y todavía no sabemos de qué dimensión.
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