Crisis en el mar: la marina rusa se enfrenta a un golpe inesperado
Moscú enfrenta un nuevo desafío militar que, según informes de prensa, habría obligado la retirada de un importante activo naval ruso del Mar Mediterráneo.
Rusia ha dependido de su base naval en Siria para proteger su poder en aguas azules durante años, pero la caída del gobierno de Bashar al-Assad ha supuesto un grave problema para Moscú.
La presencia naval del Kremlin en el Mediterráneo ha dependido de su acceso al puerto de aguas profundas de Tartús, en Siria, que lleva siendo utilizado por Rusia desde que se construyera esta base naval en 1971.
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The New York Times señaló que Moscú ha mantenido "una presencia casi continua" en Tartús desde antes de la caída de la Unión Soviética. Es el único puerto de Rusia en el Mediterráneo.
Si Rusia tendrá o no permitido continuar usando su base naval en Tartús o no bajo el nuevo régimen en Siria es algo que aún está por ver, pero la cosa no pinta bien para Moscú.
El 3 de enero, la inteligencia ucraniana afirmó que Rusia estaba preparándose para transferir sus activos militares de la base de Tartús a un puerto en Orda, Libia, según informaba The Kyiv Independent.
Sin embargo, otros medios sugieren que Moscú podría haber retirado uno de sus activos navales más importantes de la zona: su flota de submarinos convencionales.
"Rusia ha mantenido el despliegue casi continuo de submarinos convencionales en el Mediterráneo durante una década", explicaba en su último artículo Naval News.
En 2013, Moscú creó sus Fuerzas Especiales del Mar Mediterráneo, que han desplegado uno o más submarinos clase Kilo en la región de manera solapada.
Según Naval News, la caída de al-Assad ha supuesto seguramente la pérdida de Tartús y, como resultado, Moscú ha perdido la capacidad de mantener su flota submarina en el Mediterráneo. Esto no se trata tampoco de una mera especulación.
El 2 de enero, el submarino mejorado clase Kilo, Novorossiysk (B-16), el único submarino de Rusia en el mar Mediterráneo, habría partido de la región y dejado la zona sin ninguna presencia submarina convencional rusa.
Imagen: Wiki Commons / Guy Pool/MOD, OGL v1.0
El 5 de enero, el Novorossiysk partió hacia la costa de Portugal, según informaba la Marina portuguesa, junto a otras embarcaciones rusas, según informó el Comando Marítimo de la OTAN en redes sociales.
Imagen: X @NATO_MARCOM
"La alianza está observando, ¡y estamos vigilantes! Recientemente, nuestros aliados de la OTAN de la Marina portuguesa, los buques NRP Álvares Cabral y NPR Setúbal, avistaron el submarino ruso Novorossiysk y el Gran Buque de Desembarco Alexander Shabalin cuando los navíos atravesaban aguas cercanas a Portugal", escribía la OTAN en X.
Imagen: X @NATO_MARCOM
Si se ha puesto fin definitivo a la presencia submarina de Rusia en el Mediterráneo o no es algo que aún está por ver. Naval News señaló que el submarino llevaba en el puerto de Tartús desde el 3 de diciembre, pero reconocía que un submarino de propulsión nuclear podría seguir activo en la región.
Sin embargo, por el momento, Naval News considera que es poco probable que Rusia tenga otro submarino convencional en la región, y señalaba que si se había enviado algún sustituto, este tendría que seguir en la región del mar del Norte, dejando al Mediterráneo igualmente sin la presencia submarina de Rusia.
"En la práctica, los submarinos rusos propulsados de manera convencional pasan la mayor parte del tiempo en puerto, incluso cuando están desplegados. Lo que hace que una presencia continuada en el Mediterráneo sea [ahora] insostenible", explicaba Naval News.
Sin embargo, las implicaciones del problema de Rusia en el Mediterráneo son claras. La pérdida de Tartús y de la capacidad de mantener una flota submarina en el Mediterráneo reducirá la influencia del Kremlin en la región, según destacaba Naval News.
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