Jill Biden quiere parar la guerra
"Esta no fue sólo una situación de mala suerte en la que 'ups', arrojamos la bomba en el lugar equivocado", dijo Andrés. "Esto fue a lo largo de 1,5, 1,8 kilómetros, con un convoy humanitario muy definido que tenía carteles en el techo, un logo muy colorido del que obviamente estamos muy orgullosos", dijo. Está "muy claro quiénes somos y qué hacemos".
José Andrés también dijo a Reuters que las Fuerzas de Defensa Israelí estaban al tanto de los movimientos de la organización y que los trabajadores fueron alcanzados por tres misiles, tres veces, en tres coches diferentes.
El chef dijo que quiere una investigación independiente por parte del gobierno de Estados Unidos y de los gobiernos de cada trabajador humanitario que fue asesinado. Los trabajadores eran estadounidenses, australianos, canadienses, polacos, británicos y palestinos.
Y no son los únicos trabajadores humanitarios que han sido asesinados por Israel desde octubre. Según la ONU, al menos 196 trabajadores humanitarios han sido asesinados en Gaza.
Biden dijo que estaba "indignado y desconsolado" por el incidente y que la investigación de Israel "debe ser rápida, debe generar rendición de cuentas y sus conclusiones deben hacerse públicas", pero no dijo, sin embargo, si Estados Unidos llevará a cabo una investigación propia.
Los críticos del manejo de Biden de la guerra en Gaza y su apoyo inquebrantable a Israel han señalado que Estados Unidos ha hecho “la vista gorda” ante los crímenes de guerra de Israel.
En declaraciones a la prensa el 2 de abril, un portavoz de la Casa Blanca dijo que Estados Unidos había investigado varias acciones de las fuerzas de ocupación israelíes en Gaza y no había encontrado "ningún incidente en el que los israelíes hubieran violado el derecho internacional humanitario".
Pero al igual que Jill Biden, muchos demócratas expresan preocupación por la enorme pérdida de vidas civiles en el enclave. Según el Ministerio de Salud de Gaza, el número de muertos ha superado, al menos, los 32.900. Además hay 75.000 heridos y la mayoría de la población experimenta hambruna.
El senador Chris Coons, por ejemplo, ha instado al Presidente a tomar más medidas para salvaguardar a los civiles y brindar asistencia a la franja. Sin embargo, nadie ha pedido públicamente un alto el fuego. Pero, ¿podría Jill Biden estar presionando en privado a su marido para conseguir uno y podría tener éxito?
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