Alimentos que mantener a raya para evitar la hipertensión arterial
La hipertensión arterial, o lo que es lo mismo, tener niveles de presión arterialelevados de forma continua o sostenida, afecta al corazón, las arterias y los riñones, ejerciendo sobre ellos un esfuerzo extra que aumenta el riesgo de insuficiencia renal, infarto cerebral o de miocardio e insuficiencia cardiaca.
Los principales factores que influyen para el incremento de la presión arterial son el envejecimiento, el factor genético, la menopausia, la obesidad y el sobrepeso, el sedentarismo, el estrés, el alto consumo de sal y, por supuesto, la alimentación.
Es por ello que, entre las muchas medidas que debemos plantearnos llevar a cabo –hacer deporte, perder peso, reducir el estrés-, uno de las más importantes será cuidar nuestra alimentación.
En ese sentido, vamos a hacer un repaso para conocer algunos de los alimentos que influyen especialmente en el aumento de la presión arterial, para limitarlos todo lo posible dentro de nuestra dieta y así evitar todos los riesgos que acarrea…
Es importante reducir su consumo y, en muchas ocasiones, es bueno utilizar sustitutos para dar sabor a nuestros alimentos como laurel, nuez moscada, pimienta, salvia, tomillo, ajo, cebolla, orégano, romero, curry en polvo, eneldo, mostaza, zumo de limón, pimienta, romero, salvia, eneldo, canela, estragón, albahaca o perejil, por poner algunos ejemplos.
El exceso de azúcar dentro de nuestro cuerpo no ayuda a una correcta circulación de la sangre, además de que puede derivar en enfermedades como diabetes u obesidad, muy relacionadas con la presión arterial alta.
Es lógico pensar, por tanto, que los dulces, debido a su alto contenido en azúcar y el uso de grasas saturadas para su elaboración, son uno de los peores alimentos que podemos tomar, a pesar de estar deliciosos.
Consumir demasiadas bebidas azucaradas parece aumentar el riesgo de tener presión arterial alta, precisamente por el alto contenido que tienen en azúcar, a las que algunas, además, se le suman otros componentes como la cafeína o la taurina, que pueden aumentar rápidamente la hipertensión.
Uno de los primeros alimentos que cualquier médico prohibiría a una persona hipertensa. Y es que en su elaboración se utiliza una gran cantidad de sal y de toxinas que, una vez dentro del cuerpo, no ayudan en nada a la circulación sanguínea.
No es que haya que evitar la carne roja (ternera, cerdo, cordero,…), lo que debemos hacer es reducir su consumo y no abusar de ella. Tiene su parte beneficiosa y es que es rica en hierro, pero también su lado negativo: también lo es en grasas saturadas, lo que aumenta la presión arterial.
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A pesar de que son una buena fuente de calcio y magnesio, los quesos curados contienen una gran cantidad de grasas saturadas y de sal, por lo que es mejor evitarlos. Siempre es más recomendable consumir quesos frescos, aunque también hay que tener cuidado en este caso con la sal.
Todos los productos relacionados con la comida rápida contienen niveles de grasas y sal poco o nada recomendables para la hipertensión. Hablamos de pizzas, hamburguesas, patatas fritas, perritos, calientes, etc.
La mayoría de los platos ya preparados y congelados que podemos encontrar en cualquier supermercado, contienen grandes cantidades de sodio, además de que tienen un proceso de preparación con grasas poco recomendables para nuestro sistema circulatorio.
Como en el caso de la comida precocinada, este tipo de productos ya envasados contienen un exceso de sal que no es muy recomendable para personas que sufren de presión arterial alta incluso para aquellos que la tienen bien, porque corren el riesgo de sufrirla en caso de un consumo habitual de este tipo de productos.
Sucede lo mismo con el caso de las conservas. De nuevo, el problema está en el exceso de sal en sus preparaciones. Mucho cuidado con productos como las anchoas, que, en su caso, tienen un exceso de socio peligroso para las personas hipertensas.
De nuevo el problema de la sal. En este caso lo podemos sustituir por frutos secos sin sal, que sí son muy beneficiosos para nuestro corazón.
Algunos tipos de saldas, como la barbacoa, el teriyaki, la soja o la salsa de tomate son otros acompañamientos ricos en sal y grasas que, por supuesto, debemos evitar si no queremos más presión en nuestro sistema circulatorio.
Muchos de ellos contienen una gran cantidad de sodio, lo que, evidentemente, no ayuda en el caso de sufrir una presión arterial alta. Es por ello que no debemos consumirlos de forma habitual, sino hacerlo ocasionalmente.
Podría sorprender, pero es así. El consumo de regaliz es una posible causa de hipertensión arterial y es algo que podemos encontrar en algo que tanto nos gusta consumir entre horas como chicles o golosinas.
Los alcoholes, en todas sus formas, ya sea vino, cerveza o licores, estimula el sistema nervioso simpático y la frecuencia cardíaca, lo que hace subir la tensión arterial. Incluso aunque se beba con moderación, no son recomendables en nuestra dieta.
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La cafeína que contiene el café causa un aumento corto pero drástico de la presión arterial, incluso en el caso de no tener presión arterial alta. La causa de esta subida repentina en la presión arterial no está clara y su respuesta varía de una persona a otra. No hay que abusar de él, ni del azúcar para evitar su amargor.
También es importante saber que hay otros alimentos específicos que cuentan con la virtud de ayudarnos a reducir la presión arterial gracias a que aportan potasio y antioxidantes que reducen la tensión en nuestras arterias y que, por tanto, son muy recomendables dentro de nuestra dieta diaria.
Aunque no hay mucha gente que lo sepa, el ajo es uno de los alimentos con mayores propiedades terapéuticas, entre ellas, que purifica la sangre y es un vasodilatador de arterias y capilares, lo que ayuda a una menor presión y mejor circulación. Un diente al día, crudo o cocido es muy recomendable.
Como sucede con el ajo, también tiene la propiedad de dilatar nuestros vasos sanguíneos, lo que favorece la circulación de la sangre y, por tanto, a reducir la presión arterial alta. Cruda o cocida, debería estar dentro de nuestra dieta a diario.
Además de ser rico en fibra y un excelente regulador del tránsito intestinal, el apio ayuda también a la eliminación del sodio en la orina y a reducir el volumen de sangre que soportan nuestras arterias, reduciendo así la presión.
En su caso, la alcachofa es muy rica en potasio y favorece la eliminación de líquidos en nuestro cuerpo, lo que ayuda a eliminar la presión arterial. Comer dos o tres alcachofas dos o tres días a la semana sería recomendable.
En general, todas las legumbres (garbanzos, judías, lentejas,…) son también muy recomendables, hasta 4 o 5 veces a la semana en ensaladas, sopas, potajes o hummus. ¿Sus beneficios? Fibra, proteínas, vitaminas y minerales.
Las verduras son otro gran aliado dentro de nuestro objetivo por llevar una vida sana, pero en el caso especial de las de hojas verdes oscuras, como las espinacas o la col rizada, además son también buenas para mejorar nuestra presión arterial.
Como en el caso de las semillas, existen pescados como el salmón y la caballa que también son muy ricos en omega-3, por lo que es también muy recomendable su consumo dos o tres veces a la semana para mejorar nuestra presión arterial.
Dentro de las frutas, muy beneficiosas y recomendables en general dentro de nuestra dieta diaria, habría que mencionar especialmente el caso de la pera, rica en agua y potasio, prácticamente sin grasas y que regular la tensión ya que es diurética.
Además de la pera, existen muchas otras frutas beneficiosas para mejorar la presión arterial, entre las que podemos destacar plátanos, sandías, albaricoques o bayas. Su consumo diario debe ser una obligación dentro de nuestra dieta.
Este fruto seco también puede ser uno de nuestros mejores aliados para combatir la hipertensión arterial, ya que tiene la propiedad de recuperar la pared arterial. Lo podemos incluir como ingrediente dentro de nuestras ensaladas, por ejemplo.
Como la nuez, otros frutos secos como almendras, avellanas y pistachos también contienen grasas buenas con acción antiinflamatoria que nos ayudará en nuestro objetivo de llevar una vida más saludable.
La leche y sus derivados, como los yogures no azucarados, son también muy recomendables por su aportación de fósforo, además de vitaminas (especialmente la vitamina D) y el calcio, que se relacionan con una menor probabilidad de padecer hipertensión. Lo bueno, eso sí, sería tomarlos desnatados, para evitar sal y grasas saturadas.
Aunque las grasas no son el mejor amigo para evitar la presión arterial alta, el aceite de oliva virgen extra, sin embargo, es un importante aliado en nuestra dieta al ser rico en antioxidantes y vitamina E. Un perfecto acompañamiento para nuestras ensaladas (3-4 cucharadas diarias).
Un poquito de este condimento en cualquiera los platos que comamos diariamente ayuda a regular los niveles de azúcar en nuestro cuerpo, cuyo exceso puede provocar problemas también en nuestro sistema circulatorio.
Todos estos tipos de semilla, que podemos utilizar como acompañamiento en nuestros platos, cuentan con gran contenido de ácidos grasos omega-3, que tienen un efecto antiinflamatorio y, por tanto, beneficioso para nuestro corazón y nuestras arterias.
Además de ser bueno para la hidratación del cuerpo y gracias a que contiene mucho potasio y magnesio, el agua de coco, cuenta con un importante efecto protector sobre nuestro corazón y nuestras arterias.
Y no solo la de coco, el agua de toda la vida es la mejor opción para facilitar nuestra hidratación, además de que podemos utilizarla para hacer infusiones. Es recomendable beber un mínimo de 2 o 2,5 litros de agua al día (unos 8 vasos) como medida estándar.