Así es la Bóveda del Fin del Mundo
Bajo el hielo del Ártico se levanta un espacio, desconocido para la mayoría de personas pero capital para la supervivencia de la raza humana en caso de llegar el Apocalipsis. Así es la Bóveda del Fin del Mundo.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
En una loma del archipiélago noruego de Svalbar sorprende una construcción de hormigón que parece haber sido dejada en la Tierra por una comunidad alienígena llegada del futuro.
Lo cierto es que la construcción es de lo más sencilla. Se trata de un prisma de hormigón, insertado en la montaña, con una vidriera azul que siempre está iluminada para localizarla fácilmente. Se trata de la Bóveda Global de Semillas (Svalbard Global Seed Vault).
Una vez se abren las puertas de este espacio, se accede a un largo pasillo de 130 metros que, finalmente, da a parar a tres cámaras que esconden el verdadero tesoro de la bóveda: semillas.
En la Bóveda Global de Semillas se guardan muestras de todas las especies vegetales comestibles y gran cantidad de las no comestibles de todo el mundo. Un archivo biológico fundamental para la supervivencia en caso de apocalipsis: de ahí que haya quienes denominen a este espacio Bóveda del Fin del Mundo.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
En octubre de 2022, la Bóveda del Fin del Mundo cuenta con 1.210.191 muestras de semillas, 93 bancos de genes y 5.974 especies, según recoge la propia web de la organización.
Las obras de la Bóveda del Fin del Mundo se iniciaron en 2006, auspiciadas por el gobierno de Noruega y en febrero de 2008 se inauguró la construcción llamada a salvaguardar la vida humana en caso de un desastre global.
Que la Bóveda Global de Semillas se levante en el archipiélago de Svalbard no es casual. No sólo está a 1.000 kilómetros del Círculo Polar Ártico sino que es territorio neutral, desde mediados del siglo XXI.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
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Otro de los motivos para elegir Svalbard es el frío constante de la zona. De hecho, Svalbard significa 'Costa Fría' en noruego antiguo. Por un lado, las temperaturas no superan los 5ºC ni en verano, pero tampoco suelen bajar de -15º C por la influencia del mar. Es un clima perfecto para la conservación de las semillas, en caso de un fallo de energía en la Bóveda.
No obstante, el interior se mantiene en una temperatura media de -3º a -6º, aunque podría llegar a los -18º en caso de ser necesario.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
De hecho, la Bóveda está excavada en la montaña y lo que se ve por fuera es la entrada. La temperatura permite conservar las semillas, no para plantarlas en el futuro sino para replicarlas genéticamente en caso de catástrofe planetaria.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
La construcción no busca la estética, sino la conservación. La Bóveda Global de Semillas está diseñada para resistir erupciones volcánicas o terremotos de magnitud 10 en la escala Richter.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
De hecho, las aperturas para depositar más semillas se limitan y se prolongan bastante en el tiempo, para evitar la exposición del almacén al mundo exterior, por muy frío que esté.
Y sí, las estanterías donde se guardan las semillas tampoco son un prodigio de diseño ni belleza pero su contenido guarda algo mucho más importante que la estética: el futuro de la humanidad.
Y para quienes preguntan si es necesaria una Bóveda Global de Semillas, basta con echar un ojo al informe de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) sobre la alimentación de los seres humanos.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
La FAO recuerda que el 40% de las calorías de las personas provienen de maíz, trigo y arroz. Caso de que el cambio climático o cualquier evento afecte a las cosechas, la supervivencia de la humanidad podría depender de esta iniciativa.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
La Bóveda del Fin del Mundo es el refugio de la ecodiversidad planetaria en lo que a cultivos se refiere.
Foto: Flickr - Svalbard Global Seed Vault
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