Cómo actuar cuando hay turbulencias en un avión
Las turbulencias durante un vuelo son un fenómeno habitual y pocas veces derivan en un incidente grave. Pero ¿por qué se provocan y qué hay que hacer cuando las sufrimos?
En National Geopraphic definen las turbulencias como "remolinos de aire caóticos" cuyas principales causas son: montañas, corrientes en chorro y tormentas.
Ello puede provocar una brusca caída del aeroplano que puede inducirnos a pensar que acabaremos colisionando contra el suelo o el océano. Pero no sucede así con que lo mejor es mantener la calma.
A veces basta con lo obvio para afrontar ciertas situaciones (y, sin embargo, muchas veces olvidamos lo obvio): resulta básico abrocharse el cinturón en cuanto la tripulación haga el aviso o veamos indicios de movimientos extraños en la nave.
El brusco descenso del avión puede provocar que el pasaje salga disparado hacia el techo de la cabina. En el vuelo de Singapore Airlines de este mayo de 2024 que sufrió una violenta turbulencia, hasta 30 personas resultaron heridas al colisionar sus cabezas contra los maleteros.
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El vuelo de Singapore Airlines (donde un pasajero murió -padecía una dolencia cardiaca-) cayó casi 2000 metros en apenas unos minutos. Ese efecto, para quien no esté amarrado con su cinturón, provoca que el pasaje se convierta en un conjunto de proyectiles en dirección al techo de la cabina.
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Según The New York Times, entre 2009 y 2022 163 pasajeros y tripulantes de vuelos estadounidenses sufrieron lesiones por turbulencias.
Así que reiteremos: lo único realmente seguro es permanecer con el cinturón abrochado. Si dormimos, sería lo más seguro mantenerlo abrochado para que no nos sorprenda una violenta turbulencia de improviso.
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Y luego está la necesidad de mantener la calma. Aunque parezca que el desastre es inminente, el avión no acabará colisionando contra el agua del mar o la tierra. Los pilotos saben cómo manejar estas situaciones, forma parte de la rutina de su trabajo.
Hay estudios que señalan que el cambio climático está acentuando la virulencia de las turbulencias pero no existe total consenso científico al respecto.
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Sea como sea, insistamos en una idea: volar es un medio de desplazamiento absolutamente seguro y las turbulencias son molestas excepciones a lo habitual.
Hay que confiar en la apabullante tecnología de los aparatos que surcan los aires y la pericia de quienes los pilotan. Y abrocharse el cinturón.
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