Cuando China decidió exterminar a los gorriones y provocó la muerte de millones de personas
El conocido Efecto Mariposa, que sugiere que "el aleteo de las alas de una mariposa puede desencadenar un huracán en otro lugar del mundo", alcanzó proporciones de gran magnitud en la China de mediados del siglo XX. Aunque con un cambio curioso: las mariposas fueron sustituidas por gorriones.
Lo que comenzó como una guerra contra los gorriones en todo el país, derivaría, años más tarde, en el fallecimiento de millones de personas. ¿Cómo pudo ser? Todo tiene una sencilla pero extensa explicación.
Todo arranca en 1958, cuando el gobierno comunista de Mao Zedong, primer presidente de la República Popular de China desde 1949, lanza esta consigna lapidaria: "Las aves son los animales del capitalismo".
Mao Zedong quería convertir a China, un país eminentemente agricultor, en una potencia industrial. Así surgió el denominado 'Gran Salto Adelante', iniciativa que buscaba incrementar la producción de cereales, además de industrializar el campo.
El 'Gran Salto Adelante' implicaría, además de movilizar a casi toda la población, acabar con quienes Mao Zedong consideraba enemigos de su gran iniciativa: mosquitos, moscas, roedores y gorriones, en una guerra contra estos animales que se denominó 'Campaña de las Cuatro Plagas'.
Mosquitos, roedores y moscas fueron erradicados con la excusa de mejorar higiene y salud de la población china, pero los verdaderos enemigos del régimen comunista, según ellos mismos señalaban, eran los gorriones. ¿El motivo? Se comían el grano de las cosechas, un grano que Mao Zedong consideraba debía ser para los ciudadanos en exclusiva.
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Por aquel entonces, China atravesaba una complicada situación. Por un lado, estaban adaptándose a esta gran reforma agraria y, por otro lado, veían cómo los gorriones se comían su futuro.
Según recogía la periodista china Dai Qing en un artículo, "Mao Zedong no sabía nada de animales y no quiso discutir ni escuchar a expertos, tan sólo decidió que había que matar a las cuatro plagas".
Así, Mao Zedong sólo tuvo que echar mano de datos, los que sus científicos le habían dado, señalando que cada gorrión se comía en torno a 4,5 kilos de gran al año, estimando que cada millón de gorriones cazados, dejaría libre comida para 60.000 ciudadanos chinos. No hizo falta más para lograr la colaboración masiva de toda la población.
Mao Zedong aprobaría una ley que permitía a los ciudadanos cazar gorriones de forma indiscriminada. Así, la población usaba ollas y sartenes para hacerles salir de sus nidos y darles caza. Incluso les llegaban a perseguir haciendo ruido, hasta que morían extenuados, recuerda el historiador holandés Frank Dikötter en el libro 'La Gran Hambruna en la China de Mao'.
El país se llenó de espantapájaros, y desde estudiantes, a funcionarios, pasando por el ejército, todo el mundo tenía una sola misión: acabar con todos los gorriones.
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Es imposible dar una cifra del número de gorriones exterminados pero es fácil pensar en cientos de millones, contando con que, a principios de los 60, la población china era de 600 millones de personas. A ojos de Mao Zedong y los ciudadanos, la iniciativa fue un éxito: el gorrión había sido casi exterminado.
Obviamente, la matanza de gorriones derivó en un problema ecológico de dimensiones incalculables que afectaría a los cultivos de todo el país y, por extensión, a toda la ciudadanía.
Tan sólo había pasado un año cuando los ciudadanos se dieron cuenta de la realidad: los gorriones se comían sus semillas, pero también controlaban a depredadores letales como las langostas que no tardaron en arrasar las cosechas de todo el país, en una medida más devastadora de lo que los gorriones podrían haberlo hecho jamás. Tras las langostas llegarían los chinches.
El resultado fue una producción agrícola ínfima que derivó en una gran hambruna en todo el país, que dejó sin comida a hogares y tiendas.
Las estimaciones oficiales del gobierno chino cifran en 15 millones de personas las que fallecieron a causa del hambre. Líneas de investigación menos oficiales, elevan esa cifra a una horquilla entre 45 y 70 millones de personas, como recogía la revista 'Time'.
Finalmente, China acabaría importando 250.000 gorriones de la Unión Soviética. El ave que había sido enemigo acérrimo de todo un país, se convertía de repente en la esperanza china para reconducir una situación desesperada.
El periodista ambiental John Platt, reconocía en BBC la parte de culpa que tuvo la caza masiva de gorriones en la hambruna masiva de China, pero señalaba también que éste no fue el único motivo que llevó a esta gran crisis.
Por un lado, llevar a los agricultores a la siderurgia y la construcción dejó la agricultura sin suficiente personal, pudriéndose cosechas enteras. En paralelo, la industrialización fugaz que pretendía el gobierno chino, llevó a una gran deforestación.
Tampoco ayudó el clima, pues en 1960, como recoge John Platt, hubo una sequía histórica, a la que siguió una serie de inundaciones desastrosas.
Con la perspectiva que da el tiempo, queda claro que China ha sabido aprender de sus errores y convertirse en la gran potencia que es en la actualidad. Una lección que costó la vida a cientos de millones de gorriones y, sobre todo, a decenas de millones de ciudadanos.
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