Dos neuronas en un plato juegan al pong: avanzando hacia los chips biológicos
El antediluviano juego de Atari llamado pong forma parte de una investigación científica de primer orden: cómo hacer que las neuronas funcionen de modo autónomo, fuera del cerebro. Y sí, lo que dice el titular es correcto: en un laboratorio hay dos neuronas que juegan al pong.
El experimento se explica en un artículo de Nature titulado 'Neuronas en un plato aprenden a jugar al pong: ¿qué será lo próximo?' Las neuronas fueron creadas in vitro y manipuladas por un equipo de Cortical Labs en Melbourne.
En el artículo de Nature se especifica cómo este tipo de estudios pueden servir para avanzar en farmacología y cura de enfermedades cerebrales pero también, y esa es la parte más novedosa, de manera que se abra una vía para "desarrollar 'unidades de procesamiento biológico' para su uso en computación". En otras palabras: usar células del cerebro humano para avanzar en tareas de computación. Hibridar nuestro cerebro con una computadora.
Cortical Lab (laboratorio responsable de este experimento) asegura en su página que están rompiendo la barrera del silicio, el material con el que se construyen los chips. En sus propias palabras, su objetivo es: "Un modo de ser completamente nuevo. Una fusión de silicio y neurona. Un nativo del mundo digital encendido con el fuego prometeico de la mente humana".
El término que utilizan los investigadores es Dishbrain, un cerebro que podría ser construido con neuronas cultivadas en matrices microelectrónicas.
De momento, este experimento con el pong demostró que las neuronas tienen capacidad de operar de modo autónomo. Mediante un sistema de descargas eléctricas, se las enseñó a jugar eficientemente.
Según Nature, esta operatividad autónoma de la neurona no tiene nada que ver con que posea algún tipo de conciencia. Su actividad estaría a un nivel mucho más básico.
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Brett Kagan, director científico de Cortical Labs, explicaba en la nota difundida a la prensa: "Hemos demostrado que podemos interactuar con las neuronas biológicas vivas de tal manera que se las obliga a modificar su actividad, lo que lleva a algo que se asemeja a la inteligencia". Un paso más en el ambicioso proyecto de Cortical Labs: la creación de una nueva generación de chips informáticos biológicos.
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Brett Kagan (en la imagen, sentado -junto a él, el cofundador de Cortical Labs: Hon Wen Chong-) también explica que el experimento abre la puerta a efectuar pruebas científicas (sobre fármacos, intervenciones terapéuticas o efectos de diversas sustancias en el cerebro) mediante el uso de neuronas autónomas, que nos informaran de modo muy preciso cuál es la reacción.
Imagen: Cortical Labs
Según Cortical Labs, esta investigación abre todo un "nuevo campo científico": “Este es un territorio nuevo y virgen. Y queremos que más personas se unan y colaboren con esto, para usar el sistema que hemos construido para explorar más esta nueva área de la ciencia”.
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Se trata de hacer tecnología con elementos biológicos como neuronas. Una computadora que funcione con neuronas (creadas in vitro, como las del experimento). Como un cyborg (mezcla de humano y robot) con los que siempre soñó la ciencia-ficción.
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El experimento de las neuronas jugando al pong demostraría que esta técnica puede ser mucho más rápida, eficaz y potente que la creación de inteligencias artificiales por mero desarrollo programático.
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La parte anecdótica del experimento es la razón por la que Cortical Labs eligió el pong como divertimento para sus neuronas.
En realidad, tal y como teoriza Nature, la elección del pong tiene que ver con los gustos de los emprendedores tecnológicos, grandes fanáticos de los viejos juegos arcade creados en la icónica Atari. Se buscó un buen reclamo.
Según dijo a Nature el neurobiólogo Steve Potter: "Las personas interesadas en la Inteligencia Artificial están muy interesadas en cualquier cosa que pueda jugar al pong. Fue una decisión brillante".
Neuronas que funcionan por sí solas en un laboratorio, sin un cerebro que las coordine. De nuevo, los avances científicos que nos conducen al futuro parecen cosa de fantasía. Como un relato escrito por Isaac Asimov o Ray Bradbury.
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