El donante con 550 hijos se enfrenta a su destino
El misterioso Jonathan M. es un joven de La Haya que combina su faceta de músico con la de padre de más de 550 niños y niñas en todo el mundo.
¿Cómo es posible? Tal y como recogen medios tanto de Países Bajos como del resto del planeta, Jonathan M. se convirtió en donante compulsivo y masivo de esperma (burlando todo control) y esto acarreó una sorprendente descendencia mundial.
De momento, el caso llegó a los tribunales. El juicio lo promovió una mujer que tuvo un hijo con la donación realizada por Jonathan M. y también la Fundación Donorkind (que pone en contacto a descendientes con sus progenitores donantes).
En la demanda, recogida por el diario neerlandés Telegraaf, apuntan a que las frecuentes donaciones de Jonathan M. le habrían llevado a superar los 550 hijos e hijas, e incluso esa cifra puede ser superada si se llega al fondo del asunto.
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Entre las preocupaciones que muestran desde la fundación está la amenaza de incesto accidental entre hermanos.
Según la normativa neerlandesa, se limita el uso de cada donación por persona al proceso de fertilidad de 12 mujeres o al nacimiento de 25 niños.
Este tope se impone para evitar casos de consanguinidad, incesto, problemas psicológicos para los niños donantes, problemas genéticos...
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A pesar de la restricción, Jonathan M. donó de forma compulsiva y lo más complicado del asunto es que lo hizo también a nivel internacional.
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Según los informes aportados en la demanda, y recogidos por Telegraaf, la Sociedad Holandesa de Obstetricia y Ginecología incluyó a Jonathan M. en su lista negra pero eso no sirvió de freno.
La prohibición para donar en Países Bajos se produjo tras descubrirse que este obseso de la fertilidad habría contribuido a la concepción de más de 100 bebés en 10 clínicas diferentes del país. Sin embargo, Jonathan M. continuó con sus donaciones en Dinamarca y Ucrania.
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Por si fuera poco, Jonathan M. también ofrecía sus servicios en sitios web especializados o en redes sociales, lo que llevó su simiente por todo el mundo, según los demandantes.
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Fue una madre holandesa, quien tuvo un hijo producto de la contribución del donante en 2018, la que inició el proceso civil contra Jonathan M. La fundación Donorkind también se involucró.
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Entre las peticiones realizadas en las demandas, se solicita que se investiguen todas las clínicas en las que Jonathan M. donó y que se destruya su esperma si está conservado aún.
Jonathan M. se definió en el juicio como un "papá donante, vacunado y sanísimo" y alegó que la petición de los demandantes era algo como una "castración jurídica", según recogió el diario El País. Añadió que donar era su trabajo.
De hecho, el acusado aseguró ante el tribunal que sus donaciones son "un servicio con valor añadido", añadiendo que está en contacto con algunos de sus hijos y va a verles en fechas señaladas.
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En la demanda, la Fundación Donorkind se solicita una multa de 100.000 euros al "papá donante" cada vez que reincida en sus donaciones. Si mantiene el ritmo, la multa sería histórica.
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Será un tribunal quien decida si lo que hizo Jonathan M. es delito o algo similar. Lo cierto es que los propios juristas (e incluso la fundación demandante) tienen sus dudas sobre cómo abordar legalmente un caso tan disparatado. El destino juzgará, en todo caso, la megalomanía de quien creyó que esparcir su simiente por todo el planeta sin control era una buena idea.