Objetos cotidianos a punto de desaparecer

Dicen que el futuro no está escrito y es verdad, pues muchos aventuraban coches voladores y teletransporte para el siglo XXI y la realidad es que tenemos cafés a 6 dólares y una red social que se llama X.

Dicho lo cual, sí hay predicciones que parecen encaminadas a cumplirse de forma irremediablemente lógica y son las que implican la desaparición de objetos cotidianos de uso diario. ¿De qué objetos estamos hablando? Best Life ha elaborado una interesante lista.

Es una transición que ya está en marcha, y es el paso de los pagos físicos a los digitales. No sólo son más seguros, sino que son más eficientes. Además, las tarjetas se pierden, se rompen, se olvidan, se estropean... Condenadas a desaparecer.

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A pesar de que mucha gente no pueda vivir sin su móvil, en un futuro estos estarán integrados en el cuerpo del usuario. "Tendrán dispositivos en su cabeza o mano que les permitirán mantenerse conectados sin tener que presionar un botón", aventura Andrew Moore-Crispin, ex CEO de Ting Mobile.

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Los cargadores inalámbricos son mucho más cómodos y sencillos que los de cable y parece claro que los primeros acabarán haciendo desaparecer a los segundos.

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El reconocimiento biométrico ya está sustituyendo a unas contraseñas que se han quedado obsoletas y que siempre son complicadas de recordar. El reconocimiento facial, por voz o digital ya es algo común.

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La concienciación comunitaria es cada vez mayor y los materiales con los que se fabrican las bolsas son cada vez más sostenibles: tela, rafia... Si todo va como debe, no debería haber bolsas de plástico a medio plazo.

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Una fuente innecesaria de trasvase de virus que pueden ser sustituidos por transacciones digitales. Además, el fin del dinero en metálico, ayudaría a limitar las operaciones en el mercado negro.

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Si se acaba el dinero en metálico, qué sentido tendrían los cajeros automáticos.

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Si desaparece el dinero en metálico y las tarjetas de crédito, ¿para qué queremos la cartera?

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Las llaves de toda la vida, poco a poco, están dejando paso a llaves inalámbricas, cerraduras con reconocimiento biométrico o electrónicas. Un ejemplo claro son los coches, donde muchos ya no tienen llave y parece que el siguiente paso se dará en las casas.

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Reed Hastings, CEP de Netflix, le daba en torno a 10 años de vida a la televisión por cable, toda vez que las plataformas de streaming dominan con mayor fuerza el mercado. El tiempo le dará o le quitará la razón.

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Cámaras por doquier, reconocimiento facial, dispositivos móviles que delatan nuestros movimientos... Los clientes cada vez demandan más y esto implica un conocimiento mayor de sus gustos, por tanto, una ausencia cada vez mayor de privacidad.

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¿Pueden ser los perros zurdos?

Un informe de 'National Oceanic and Atmospheric Administration' asegura que el 90% de cultivos mundiales de cacao no serán aptos allá por 2050, a causa del cambio climático. A pesar de todo, la demanda de chocolate crece año tras año.

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Por un lado, los coches automáticos son mucho más eficientes y sencillos de conducir. Por otro lado, ya hay vehículos con marchas manuales automatizadas que pisan el embrague sin que tenga que hacerlo el conductor, tal y como recogen en Kiplinger, apuntando a una paulatina desaparición del pedal central de un vehículo.

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A pesar de que haya gente que los seguirá usando, parece obvio que los discos duros o pendrives serán sustituidos por la nube, donde se podrán subir los archivos sin necesidad de tenerlos en un elemento físico.

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Recibos impresos

Muchas empresas ya envían los recibos vía mail y evitan imprimirlos. No sólo ahorran papel y son más eficientes, sino que es más difícil que se pierdan.

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Ya sea desde el móvil, ya sea por control de voz, las televisión inteligentes ya permite que perder el mando no suponga el fin del mundo tal y como lo conocemos.

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Ya no sólo por comodidad y limpieza, las pizarras digitales permiten mostrar información a otro nivel superior de las pizarras clásicas que, por desgracia, están abocadas a la desaparición.

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Es una predicción muy osada pero lógica. Al final, el comercio online es mucho más cómodo y económico que el físico, por lo que los centros comerciales podrían tender a convertirse en espacios dirigidos a lo social: restauración, gimnasios, ocio, oficinas...

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La conducción autónoma es una de las grandes obsesiones de Silicon Valley y parece claro que llegará un momento en que será una realidad que acabará con millones de puestos de trabajo como conductor.

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Ojo, se va a seguir pagando por aparcar en la calle, pero gracias a las aplicaciones y los sistemas automáticos de reconocimiento de matrícula, el uso de parquímetros será cada vez más reducido, lo que podría llevar a su desaparición.

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¿Hace cuánto que no usas una calculadora? En vez de eso, usamos el móvil o, si estamos en el ordenador, cualquier calculadora que aparezca en Google. Es más, las calculadoras ya parecen cosas del siglo pasado.

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La medida masculina más íntima país por país