"Yo odio": la confesión de Gabriel Rufián
A Gabriel Rufián o se le ama o se le odia: el catalán es de esos políticos que genera reacciones extremas.
Ahora, lo que es innegable y la mayoría coincide, es en su capacidad de oratoria y su capacidad para convertir sus intervenciones en virales.
Y eso es, precisamente, lo que el portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados ha vuelto a hacer, gracias a una intervención que él mismo ha venido a definir como 'Yo odio'.
"Yo odio eternamente al racismo, al fascismo, al machismo, a la homofobia, la transfobia, la gordofobia, la cobardía de aquellos que frente a la injusticia o el abuso miran hacia el suelo o hacia el techo, pensando que así no les va a tocar a ellos", comienza diciendo el político catalán.
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El vídeo, eso sí, ha sido editado para recopilar sus highlights y dejarlo en un minuto de duración. Son los efectos de redes como TikTok, donde los vídeos son cada vez más cortos e intensos.
Pero volviendo a Gabriel Rufián, el portavoz de ERC en el Congreso buscaba poner el foco sobre dos elementos claves en la actual política: la conciencia de clase y la clase media aspiracional.
En el primer caso, Rufián considera que "es una obligación moral" tener conciencia de clase, matizando que "hoy más que nunca".
Por otro lado, se refiere a un núcleo de población muy concreto que define en una de las frases más comentadas en redes sociales, donde él mismo ha compartido el vídeo.
"Hay muchísima gente que escucha al fascismo y le suena bien. Y es gente que se cree que tras trabajar 10 o 12 horas, por un salario miserable que son clase media", arranca.
"Yo les digo que averiguarán que esta gente no les representa cuando vayan a un hospital público, cuando quieran llevar a sus hijos o a sus hijas a una guardería pública. Averiguarán que no son de la clase social que pensaban y que esta gente no les representa".
Para ver lo que polariza Gabriel Rufián, basta con irse a las más de 500 respuestas que tiene el vídeo en X (Twitter) y comprobar cómo se alternan las de apoyo, con las de absoluta repulsa. En ambos casos, necesarias para viralizar el vídeo.