¿Cómo un pacifista como Einstein respaldó la bomba atómica?
Albert Einstein, destacado científico, influyó significativamente en el progreso del conocimiento humano. No obstante, su involucramiento en los inicios del desarrollo de la bomba nuclear, considerada una de las invenciones más polémicas y destructivas del siglo XX, suscita interrogantes complejas acerca de la ética y la responsabilidad en la ciencia.
Einstein, conocido por su teoría de la relatividad, desveló la intercambiabilidad entre energía y masa, impulsando así el desarrollo de la energía nuclear y las armas atómicas.
En esta época, la década de 1920, mientras vivía en Berlín, Einstein colaboraba con el asistente húngaro Leo Szilárd en el desarrollo y la patente de un frigorífico de bajo consumo, según un artículo del National Geographic.
Sin embargo, en un giro sorprendente, en lugar de seguir adelante con la patente del frigorífico, Einstein se vio inmerso en la frenética carrera por desarrollar una bomba atómica durante los tumultuosos años de la Segunda Guerra Mundial.
La carrera atómica llegó a su culminación el 6 y 9 de agosto de 1945, cuando Estados Unidos lanzó las devastadoras bombas atómicas "Little Boy" y "Fat Man" sobre Hiroshima y Nagasaki, respectivamente.
La bomba atómica que estalló sobre Hiroshima, Japón, creo una onda de calor de 300.000 grados Celsius y una poderosa explosión que destruyó casi todo en un radio de 1,5 kilómetros. Los incendios resultantes propagaron isótopos radiactivos, causando una lluvia negra de contaminación.
Estos ataques que provocaron la muerte de entre 150.000 y 250.000 personas, según reporta BBC News Mundo. Los supervivientes quedaron huérfanos, heridos, mutilados y sin hogar. Además, muchos sufrieron los efectos de la radiación. Se les llamó los “Hibakusha" y fueron marcados y rechazados debido al temor a la radiación contagiosa. También se temía que sus futuras generaciones sufrieran malformaciones, según el artículo publicado por ABC.
El Proyecto Manhattan unió los esfuerzos científicos de "Tube Alloys" británico y canadiense, convocando a destacados talentos. Más que un proyecto científico, fue una colosal empresa industrial y de ingeniería. Llegó a emplear hasta 130.000 personas en su apogeo, posiblemente involucrando hasta medio millón en total. En la foto, Oppenheimer aprendiendo de Einstein.
El proyecto se llevó a cabo en el Laboratorio Nacional Los Álamos, Nuevo México, donde se construyó una ciudad desde cero para la prueba Trinity. Dirigido por J. Robert Oppenheimer (en la foto), cientos de científicos, incluidos refugiados de la persecución nazi, trabajaron en el desarrollo del "dispositivo" probado en Trinity.
A finales de 1944, con la progresión de las fuerzas aliadas en Europa, se reveló la falta de avance del programa nuclear alemán. Tras el fallecimiento de Roosevelt en abril de 1945 y la rendición de Alemania en mayo, la prueba Trinity fue priorizada para proveer información crucial a Harry Truman en la conferencia de Potsdam con Stalin y Churchill.
El día de la prueba, el mal tiempo casi cancela el evento. A las 4 de la mañana, los cielos comenzaron a despejarse. Alrededor de las 5:30 am, la gente se preparó para observarla. En el búnker de control principal, Oppenheimer (en la foto) se apoyó contra un poste, exhausto, mientras los últimos segundos transcurrían, murmurando: "Señor, estos asuntos son difíciles para el corazón”.
En este escenario histórico, los humanos presenciaron por primera vez el fulgor atómico, la nube de hongo y las terribles secuelas de la radiación, marcando un hito que cambiaría el curso de la historia moderna.
En el corazón del desierto de Nuevo México se encuentra la Zona Cero, un área de 51,500 acres que ha sido abierta al público desde su designación como monumento histórico nacional en 1975.
En sus últimos años, Einstein luchó incansablemente por la prohibición de las armas nucleares, confrontando las devastadoras consecuencias de sus propios descubrimientos científicos. Según Ari Beser, explorador de National Geographic, "Su brillantez resultó ser su perdición". Beser enfatiza que "La división del átomo desencadenó una revolución que demanda una respuesta moral".
En 1933, coincidiendo con la ascensión de Adolf Hitler como canciller de Alemania, Szilárd desveló el concepto de la reacción nuclear en cadena. Este proceso libera la energía contenida en los átomos, generando explosiones colosales. Para 1939, su convicción era clara: los científicos alemanes podrían aprovechar estos avances para desarrollar armas atómicas.
Einstein, junto con otros científicos, redactó una carta urgente a Roosevelt, advirtiéndole sobre los riesgos de que los científicos nazis desarrollaran una bomba atómica antes que Estados Unidos. En la carta, señalaron la posibilidad inminente de una reacción nuclear en cadena y la creación de "bombas extremadamente potentes de un nuevo tipo". Instaron a Roosevelt a financiar una investigación sobre energía atómica para contrarrestar esta amenaza emergente.
El 21 de octubre de 1939, dos meses después de recibir la carta y pocos días después de la invasión alemana de Polonia, se reunió por primera vez el Comité Asesor sobre el Uranio nombrado por Roosevelt. Este comité fue el precursor del Proyecto Manhattan, el proyecto secreto del Gobierno que acabó inventando una bomba atómica funcional.
El 7 de diciembre de 1941, los japoneses destruyen la flota estadounidense en Pearl Harbor. El 9 de diciembre, Estados Unidos entra en guerra y el 16 de diciembre, Roosevelt decide dotar al país de armas nucleares. Se dispuso de enormes recursos y el proyecto costó 2.000 millones de dólares. En la foto se aprecia los restos de una torre de cien pies (30,5 metros) después de la prueba Trinity.
El icónico científico Einstein optó por mantenerse al margen del Proyecto Atómico, a pesar de que su teoría E = mc² sentó las bases para su desarrollo. Aunque se le ofreció un puesto en el Comité Asesor sobre el Uranio, declinó participar, según informa un artículo de La Coupole.
Según la Atomic Heritage Foundation, la carta conjunta de Einstein y Szilard al presidente Roosevelt marcó un punto de inflexión en la historia al impulsar la participación del gobierno estadounidense en la investigación nuclear. Esta carta fue el catalizador para la creación del Proyecto Manhattan, un proyecto ultrasecreto iniciado en 1941 que culminó en el desarrollo de la primera bomba atómica de Estados Unidos, según reporta un artículo de BBC News Mundo.
Einstein trabajó para advertir al mundo de los peligros de la proliferación nuclear durante el resto de su vida, le costó encontrar sentido a su responsabilidad. "Era muy consciente del terrible peligro que corría toda la humanidad si estos experimentos tenían éxito", escribió Einstein sobre el desarrollo de la bomba en una revista japonesa en 1952. "No veía otra salida", según se cita en el mismo artículo.
Sin embargo, no todos creían que exista una relación tan directa entre la carta de Einstein y la creación del Proyecto Manhattan. “La carta no dice que fabriquen una bomba atómica (en la foto), dice que es algo a lo que deben prestar atención”, explica Wellerstein, según el artículo publicado por BBC News Mundo.
Michael Gordin, historiador especialista en ciencias físicas en la Universidad de Princeton, incluso da un paso más. Dice a BBC “Creo que su intención era darle información al gobierno sobre este problema, para que, si fuera necesario, evitaran que los alemanes lograran hacer la bomba”. En la foto, bombas alemanas.
Tras los ataques, Einstein mostró varias veces su arrepentimiento por haber enviado la carta. En 1952, el físico escribió a la revista japonesa Kaizo, explicando que su motivación para enviar la carta fue el miedo que le generaba que los alemanes fabricaran la bomba. "No vi otra salida, aunque siempre fui un pacifista convencido", escribió Einstein. En la foto está con Leo Szilard escribiendo la carta al Presidente de EE.UU.
Dos años después, le dio una explicación similar a su amigo Linus Pauling (en la foto). "Cometí un gran error en mi vida cuando firmé la carta al presidente Roosevelt recomendándole que se fabricaran bombas atómicas", dijo Einstein, citado por Pauling. "Pero había una justificación: el peligro de que los alemanes la fabricaran".