La última oportunidad de Pedro Sánchez
Hay una sensación en el PSOE y en el electorado progresista de larga resaca tras los cinco días de pausa y caos que Pedro Sánchez desencadenó con su famosa carta.
Basta con leer con atención El País o escuchar a los tertulianos de la SER (e, incluso, atendiendo a voces más la izquierda en eldiario.es o Público) para sospechar que la jugada de Sánchez ha provocado heridas internas en el progresismo.
La sensación, según quienes tienen fuentes de calidad en Ferraz, es que Sánchez colocó innecesariamente al progresismo al borde de un abismo absurdo.
Los partidarios de Sánchez (véase el poderoso Contreras, prohombre del grupo PRISA) creen que la cosa salió bien y el voto al PSOE crece en Cataluña y lo atribuyen al espectáculo montado por el jefe.
Las dudas vienen de quienes vieron, en esos días sin Sánchez, un PSOE ausente de dirección real y carente de sucesores de peso. Lo cual ha abierto, indirectamente, la elaboración de una lista de nombres para la sucesión de Pedro Sánchez.
Hay un clima, a medio plazo (y más allá de las elecciones catalanas), de lento declive. Lo resumió Gabriel Rufián, de ERC, en una entrevista con El País: “Las izquierdas tenemos que ser conscientes de que estamos en tiempo de descuento”.
Parece difícil que Pedro Sánchez puede repetir ya un cambio de guion tan espectacular o recurrir al voto defensivo (contra el fascismo, contra la máquina de fango...) frente al consolidado crecimiento electoral del PP y un VOX en declive pero que aguanta.
Aunque quizá sí ayude a Sánchez el modo en que Milei ha reacciando virulentamente a unas críticas (no muy sutiles) del ministro Oscar Puente.
"Pedro Sánchez ha puesto en peligro la unidad de España" aseguró Milei en un comunicado oficial, añadiendo que el presidente español había puesto en peligro a las mujeres por la inmigración ilegal y que el socialismo sólo produce "pobreza y muerte".
Quizá agite Milei la campaña electoral de las europeas (y anime a los progresistas al voto reactivo) cuando venga, si cumple lo que prometió, a apoyar a Santiago Abascal a finales de mayo.
No obstante, al Gobierno le falta un plan de acciones concretas que pueda vender a su electorado de izquierdas. Entretenido con los sucesivos ciclos electorales y sin una mayoría parlamentaria firme, leyes sobre vivienda o bienestar social siguen sin aprobarse.
No obstante, Feijóo sospecha que Sánchez sigue siendo capaz de activar el voto progresista y no se fía, según los cronistas de Génova que publican en medios progresistas.
Sánchez ha construido su leyenda de superviviente contra viento y marea así que conviene no anticipar acontecimientos.
Lo cierto es que esta legislatura está siendo agitada y bronca. Aunque mientras la política está en ebullición, la economía marcha así que, al menos en ese aspecto, el Gobierno respira tranquilo. Veremos.