La verdad sobre el crimen de Tirso de Molina
Plaza de Tirso de Molina, 4. La frontera entre el Madrid más turístico y el multiculutral Lavapiés. Un altar improvisado homenajea a Conchi, una mujer de 61 años dueña de la tienda Vistebien, asesinada a puñaladas este lunes 3 de julio. Pero ¿quién mató a Conchi?
Era la una y cuarto de la tarde y Conchi iba a cerrar su tienda de uniformes de trabajo para irse a comer. En ese momento entraron un hombre y una mujer. Según detalla el diario El País, la mujer conocía a Conchi y la policía cree que su papel era vigilar mientras su acompañante cometía un robo.
La principal hipótesis policial es que Conchi se resistió al atraco y el hombre la apuñaló brutalmente hasta causarle la muerte. Después, la pareja de criminales huyó.
La conmoción que provocó un crimen así fue multiplicada por un bulo que corrió por las redes sociales: desde cuentas de ultraderecha se aseguraba que el asesino de Conchi era magrebí. Santiago Abascal o Desokupa propagaron esta idea. Sin embargo, la realidad era otra.
Lo cierto es que al día siguiente del asesinato la policía detenía a un hombre de 58 años y una mujer de 57. Ambos de nacionalidad española.
Los detenidos son delincuentes habituales (él tiene antecentes por robo con violenica) y ni siquiera se molestaron en huir muy lejos. Un día después del crimen la policía les detuvo en la cercana calle Atocha. A apenas 300 metros de la tienda que asaltaron.
El horrible crimen ha hecho que los vecinos de Tirso de Molina y Lavapiés denuncien que la zona está degradándose, que hay drogodependientes de modo constante en la plaza y los delitos se han disparado.
La presencia de adictos en Tirso de Molina es casi una tradición madrileña. Alberto Ruiz Gallardón, cuando fue alcalde, trató de cambiar la plaza abriendo puestos de flores. Pero no ha funcionado del todo.
A José Luis Martínez-Almeida, actual alcalde de Madrid, le preocupa que se difunda una imagen de Madrid como ciudad peligrosa. Ha pedido a Santiago Abascal que retire los tuits que llevan a pensar tal cosa.
La realidad es que Madrid tiene índices de criminalidad bastante bajos pero también es cierto que en puntos concretos como Tirso de Molina existe un problema con personas adictas.
Conchi llevaba años al frente de Vistebien, y su comercio resistía frente a la invasión de franquicias y locales para turistas. Una tienda de toda la vida y una vecina muy conocida en el barrio.
Entre los vecinos de Tirso de Molina y Lavapiés hay indignación pero también miedo por si este hecho extraordinario es primer síntoma de una oleada de delitos con violencia. De momento, las autoridades (como suele suceder) han prometido más policía.
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