La verdad sobre el viaje de Pedro Sánchez a Marruecos
Cuanto todos los medios daban por hecho que Pedro Sánchez se iba de vacaciones al palacio de La Mareta en Lanzarote (aquí mismo publicamos la noticia), el presidente del Gobierno dio la sorpresa y buscó un destino que, para muchos, tiene significado político.
Pedro Sánchez tomó un vuelo comercial con su familia (nada de Falcon) y se fue a Marrakech. Según detalla el diario El País se trataría de un viaje "estrictamente privado" y "pagado con recursos propios". Eso es lo que desde Moncloa se ha difundido.
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El Confidencial añade que Pedro Sánchez también ha viajado a Tetuán.
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Sin embargo, el viaje ha sido considerado por el PP como una "provocación". Con la gobernabilidad de España en el aire, creen los conservadores que resulta irresponsable irse (y más aún a Marruecos).
Pero la prensa marroquí, según recoge El Confidencial, ha celebrado la visita de Pedro Sánchez como un valioso gesto de amistad. Le Collimateur titula: "¡Bienvenido, Señor Sánchez!".
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Sin embargo, el Frente Polisario, que reivindica un Sáhara libre de dominio marroquí, ha criticado la visita de Sánchez.
E, incluso, ha habido extrañeza en Sumar (y críticas abiertas en Podemos). Pero ¿cuál es la razón última de este viaje?
Por mucho que insistan en Moncloa en el carácter privado de este viaje, las vacaciones de un presidente del Gobierno siempre son políticas. Y más si el destino es un país como Marruecos.
Pedro Sánchez parece empeñado en que Mohamed VI sea el gran aliado de España, su mejor amigo, y para ello el presidente del Gobierno no ha dudado en cambiar de un día para otro la tradicional política de nuestro país con respecto al Sáhara Occidental, en disputa entre Marruecos y el Polisario. Ahora España admite una solución que pase por la autonomía bajo el dominio marroquí.
El objetivo de Sánchez sería frenar de una vez por todas las avalanchas migratorias que colapsan periódicamente Ceuta y Melilla, y que dependen de la actitud de los gendarmes marroquíes, dispuestos a abrir o cerrar el grifo según las órdenes de su rey.
Pero la buena disposición de Sánchez no ha evitado fiascos. Sea por el escándalo de espionaje Pegasus al gobierno español (hubo sospechas de que Marruecos pudiera estar implicado) o cuando el presidente viajó a Marruecos en visita oficial y Mohamed VI no se dignó en reunirse con él.
Y luego están las teorías de la conspiración que hablan de chantaje desde Rabat a Pedro Sánchez, presuntos negocios de Begoña Gómez en Marruecos... En realidad, todo es menos complicado. El significado político de las vacaciones del presidente es claro.
El presidente del Gobierno quiere que Marruecos sea un vecino con quien poder contar. Y para ello sirve la política exterior oficial y también son útiles unas vacaciones privadas.
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