Las plantas de interior no son tan sostenibles como pensabas
Desde monsteras hasta filodendros, las plantas de interior se han vuelto esenciales en los hogares de muchas personas, sobre todo porque su cuidado se convirtió en un pasatiempo reconfortante durante la pandemia.
El hashtag #plantsofinstagram se ha utilizado más de 4 millones de veces, y el término "plant parent" (padre de planta), acuñado por los millennials, ahora es una jerga común. Pero tener la colección de plantas perfecta puede no ser tan sostenible como crees.
Detrás de la tiendas de plantas de barrio y minoristas hay una industria multimillonaria que requiere una enorme cantidad de recursos para cultivar y transportar vegetación hasta tu hogar.
Solo en Estados Unidos hay más de 2.300 productores de plantas de interior y las ventas ascendieron a 691 millones de dólares en 2019, según un informe del censo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
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Junto con la moda de las plantas de interior, han surgido una serie de comercios en línea especializados en entregar las plantas directamente a tu puerta.
Pero realizar pedidos en línea puede tener una huella ecológica significativa, especialmente si las plantas se traen desde el extranjero.
Muchas plantas de interior vienen de Holanda, mientras que las orquídeas generalmente se envían desde Indonesia y las plantas "amantes de la luz" desde Kenia y Zimbabwe.
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Sin embargo, James Wong, botánico y “padre de plantas” de 500 plantas de interior, le dijo a la BBC que la entrega a domicilio tiene un impacto ambiental menor que los viajes múltiples a las tiendas de plantas en coche.
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Otra preocupación al pedir plantas en línea es el embalaje innecesario, que suele incluir mucho plástico y, además, la clásica maceta de plástico negro que será reemplazada y que es muy difícil de reciclar.
Muchas macetas están hechas de plástico negro, que a menudo no puede ser detectado por las máquinas clasificadoras de los centros de reciclaje, por lo que comúnmente acaban en un vertedero y tardan unos 450 años en descomponerse, según EcoPlants.
Esta situación ha llevado al desarrollo de macetas de color topo (macetas de plástico grisáceo fácilmente identificables como reciclables) e incluso macetas biodegradables, hechas de fibra de coco, estiércol de vaca o pulpa de papel.
Además, es importante considerar todos los recursos necesarios para cultivar y mantener las plantas de interior, como el uso de agua y de fertilizantes.
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Si bien el uso del agua ejerce presión sobre las zonas propensas a la sequía, los nitratos de los fertilizantes pueden contaminarla, como fue el caso de la Bahía de Chesapeake (el estuario más grande de EE. UU.), mostró un informe de 2012 de UC Davis.
Estos fertilizantes también emiten óxido nitroso, un gas de efecto invernadero que calienta la atmósfera casi 265 veces más que el dióxido de carbono, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
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Sin embargo, los pesticidas son necesarios en la industria porque las plantas de interior son productos estéticos, dijo a CNN Loren R. Oki, especialista en horticultura ambiental.
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"Si la planta tiene una hoja marrón, la gente no la comprará. Por lo tanto, los productores también deben afrontar la presión del consumidor ", afirma Oki.
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Además, al vivir en la era de las tendencias y el capitalismo, es fácil comprar plantas por impulso y sin ser consciente de la responsabilidad que implica cuidar de ellas.
Según un informe reciente de ‘Business Insider’, los estadounidenses matan casi la mitad de las plantas de interior que se llevan a casa.
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Por si lo anterior fuera poco, también está la cuestión de la mezcla para macetas en la que crecen las plantas. Esta suele estar compuesta de turba gracias a su capacidad para retener la humedad y los nutrientes.
El problema es que alrededor del 80% de las turberas del mundo han sido dañadas por la agricultura, los incendios y la minería, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
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La turba protege el medio ambiente con su capacidad de absorber y almacenar carbono, pero las turberas dañadas hacen todo lo contrario, emitiendo al menos 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, según ' Nature '.
Pero si eres padre de una planta, no te preocupes. En el gran esquema de las cosas, tu colección de plantas de interior probablemente tenga un costo ambiental mucho menor que lo que hay en tu armario o en tu refrigerador.
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Al igual que con las industrias alimentaria y de la moda, puede parecer que las prácticas individuales no ayudarán a resolver un problema mucho mayor. Pero hay algunas cosas que puedes hacer para tener un jardín interior sostenible.
Considera tu huella ecológica. Compra localmente o, si compras en línea, investiga de dónde provienen las plantas.
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Tanto la fibra de coco como el residuo de cenizas de carbono conocido como biocarbón, así como el abono de corteza y residuos verdes, son alternativas viables a la turba.
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Por último, es importante no dejarse llevar por las modas del momento y ser honesto acerca de si tienes o no las condiciones y la motivación para mantener a tus plantas vivas y felices.
El curioso fetiche íntimo que cada vez es más común