Los misterios del Triángulo de Alaska
En la región conocida como El Triángulo de Alaska, unas 20.000 personas han desaparecido en el transcurso de los últimos 50 años. A pesar de extensas y continuas operaciones de búsqueda, el destino de estos individuos sigue siendo un misterio, como si la tierra se los hubiera tragado.
Algunos hablan de abducciones, vórtices de tiempo, bigfoots, gnomos carnívoros y otros misterios. Pero, ¿qué dice la ciencia?
Ningún lugar del mundo tiene un ratio tan alto de desapariciones: 1 de cada 4 personas han desaparecido en Alaska. Mucho más que en el Triángulo de las Bermudas, que hizo temblar a generaciones por sus desapariciones de barcos y aviones.
El Triángulo de Alaska es una vasta extensión al oeste del estado norteamericano, muy cerca del Polo Norte. Atraviesa cuatro de las regiones del estado: gran parte de Juneau y Yakutat, Anchorage y Barrow Mountain.
Es un sitio tan perturbador, que la mayoría de turistas estadounidenses lo evitan. Sus temores son fundados por las elevadísimas cifras de desapariciones y porque cuesta transitar sus frías tierras.
Son muchas las historias que sobrepasan la razón. No se explican sólo por la geografía difícil del lugar. Además de las personas a las que parece haberse tragado la tierra en este sitio conocido como "el medio de la nada", tampoco hay explicación a la desaparición de aeronaves sin dejar rastro.
En 1972 la zona despertó la curiosidad del mundo tras la desaparición en la ciudad de Anchorage de un avión en el que viajaban políticos estadounidenses. Una de las víctimas era Thomas Hale Boggs, líder de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
¿Pueden el hielo y la nieve borrar hasta los últimos rastros de una persona? ¿Y de una nave? Durante 39 días, 40 aviones militares y 50 aviones civiles peinaron 32.000 millas cuadradas. Pero nunca se encontró nada. Absolutamente nada. Ni un resto del avión, ni señales de vida, ni ropa… simplemente, nada.
Otro caso que dio que hablar fue el de Chris McCandless, que apareció sin vida tras 112 días por ingerir unas bayas venenosas. Algunos especularon con la razón que le habría llevado a tomar esos frutos... ¿Estaba delirando? ¿No sabía de su toxicidad? Su historia se convirtió en un libro y una película, 'Into the Wild'.
El Parque Nacional Denali, donde murió Chris, está en medio del Triángulo de Alaska. Muchos jóvenes desde entonces han imitado la ruta que hizo Chris con fatal desenlace. El gobierno acabó por retirar el famoso autobús en el que vivió, para evitar peregrinaciones al lugar.
La preocupante predicción de Stephen Hawking: el fin del mundo se acerca
En 1950 desapareció una embarcación militar que llevaba 44 pasajeros. Nunca se encontró nada.
En 1990 un avión Cessna 340 desapareció junto con 5 personas. Se esfumó sin dejar rastro.
En esa zona de Alaska desaparecen sin dejar rastro unas 400 personas al año. Exploradores, montañeros, trabajadores de madereras, aviones, barcos... Esto ha alimentado todo tipo de teorías.
Las historias más siniestras hablan de Kushtaka. Un 'hombre nutria' que cambia de forma y se convierte en algo tentador para los excursionistas. Atrae a sus víctimas imitando el llanto de un bebé y los lleva a la muerte.
No podía faltar los que hablan del Yeti, Bigfoot o 'abominable hombre de las nieves'. Una obsesión para los estadounidenses, al que han perseguido y por el que muchos se han dejado la vida en el Triángulo de Alaska.
Algunos creen que es una de las regiones donde seres de otros mundos realizan abducciones con cierta regularidad...
Una de las teorías más locas habla de una tribu de feroces gnomos carnívoros. Los avistamientos de pequeñas figuras de apariencia humana llevaron a un equipo de investigadores hasta una caverna de hielo que, dicen, podría ser su escondite...
Esta es otra teoría. Los vórtices de energía negativa pueden provocar desorientación y alucinaciones. Y hay algo de ciencia en esto: lecturas electrónicas en Alaska han mostrado anomalías magnéticas. Las brújulas se estropean, las personas se marean.
Las conspiraciones y teorías esotéricas han crecido como la espuma. Pero la ciencia tiene una explicación mucho más lógica y sencilla.
Alaska no solo es un estado enorme, además está casi despoblado. Tiene una extensión de 1,73 millones de km cuadrados, y solo 730.000 habitantes. Cuando alguien desaparece, buscarlo es como buscar una aguja en un pajar.
Sus densos bosques, empinadas montañas, más de tres millones de lagos, miles de cuevas, hielo, icebergs, animales salvajes... atraen a exploradores y aventureros. Es fácil sufrir un accidente. Y debido al frío, los cuerpos que se ahogan se hunden, no flotan, lo que hace más difícil encontrarlos.
Si una persona o un avión desaparecen, en la mayor parte del Triángulo de Alaska nieva casi todo el año. La nieve cubrirá cualquier resto en pocos días. Si ocurre en una zona de vegetación densa, aun sin nieve, también quedará oculto.
Las desapariciones son reales: 20.000 personas en 50 años. Pero la explicación también es bastante racional: en una zona tan despoblada y con tantos peligros, si te pasa algo, es casi imposible que te encuentren.
Hallazgos misteriosos de Google Earth realmente increíbles