¿Por qué en Dinamarca hay un almacén con 10.000 cerebros humanos?
La imagen es de un almacén de cerebros que hay en un sótano de la Universidad de Dinamarca del Sur (Syddansk Universitet). 5.500 cerebros de personas que sufrieron demencia, 1.400 pertenecientes a esquizofrénicos, 300 de hombres y mujeres que padecieron depresión... Y así hasta un total de 9.479 cerebros. Pero ¿por qué este raro coleccionismo?
La salud mental resulta un asunto relevante en Dinamarca. Según un estudio de 2014, uno de cada tres daneses recibe tratamiento por algún trastorno de salud mental a lo largo de su vida. Y antes de que irrumpiesen los esquemas de la actual psicología y psiquiatría, se atribuía toda dolencia mental a algún problema cerebral.
Incluso, en tiempos pretéritos que mejor olvidar, se sometía a los pacientes a muy cuestionables intervenciones y tratamientos de choque para modificar la actividad cerebral (como, por ejemplo, las temidas lobotomías -seccionado de parte del lóbulo cerebral-).
Así que, al término de la Segunda Guerra Mundial, dos médicos daneses tuvieron una idea quizá valiosa para la ciencia pero de dudosa ética: guardar los cerebros de los enfermos que murieran en hospitales psiquiátricos y conservarlos.
Así, en 1945, nació el Instituto de Patología Cerebral Risskov que, a día de hoy, cuenta con la colección de cerebros más grande del mundo.
El objetivo de este proyecto era sencillo: almacenar estos cerebros hasta que la ciencia avanzara lo suficiente como para analizarlos y determinar qué les había ocurrido a sus legítimos dueños y lograr una cura para dolencias mentales.
Desde ese momento y hasta 1980 los cerebros que encajaran en ciertos perfiles se iban almacenando en cubos blancos numerados que, a su vez, se colocaban de forma ordenada en una fila eterna e inquietante de estanterías. Todo ello en un almacén subterráneo. Y sí, en cada cubo blanco hay un cerebro humano conservado en formol, pendiente de ser evaluado en un futuro.
La labor de recogida de cerebros fue meticulosa y profesional (dejando a un lado las cuestiones morales). Tras cada autopsia, el cerebro era extraído, examinado y se guardaba con anotaciones precisas en los denominados 'Diarios del Cerebro'.
A lo largo de cuarenta años, hospitales de todo el país enviaban a este sótano los cerebros que, en la mayoría de ocasiones, eran cortados para su mejor conservación en en una solución de formaldehído. Otros, directamente, se guardaban sin tocar.
El proyecto se paralizó en 1982 por falta de presupuesto, y no sería hasta 2017 cuando se retomó, pero trasladado a la ciudad de Odense, en su ubicación actual en la Universidad de Dinamarca del Sur (en la foto, el campus). Así se hizo público un proyecto que el gran público desconocía.
Pero surgió un debate: ¿qué hacer con casi 10.000 cerebros humanos, en su mayoría obtenidos sin consentimiento de su legítimo dueño? Sería el Consejo de Ética de Dinamarca el órgano que, en 1990, dio luz verde al uso de tejidos para investigación científica, aún sin permiso de los familiares.
Lo cierto es que sí existe un valor científico en esta colección de cerebros y la gran cantidad de anotaciones que hay sobre ella realizada por científicos de varias décadas.
Martin Wirenfeldt Nielsen, director de la colección en la actualidad, señaló a BBC lo detallado de la información de cada cerebro: "Sabemos quiénes fueron, dónde nacieron, cuándo murieron, sus diagnósticos y los informes de los exámenes neuropatológicos postmortem".
"Uno de los grandes valores es que hay cerebros tan antiguos que fueron retirados de pacientes a los que no se le dieron fármacos antipsicóticos. Eso quiere decir que se puede comparar esos viejos cerebros con cerebros recientes para ver qué cambios cerebrales provocan esos fármacos", explicó Knud Kristensen, que fue presidente de la Asociación Nacional para la Salud Mental de Dinamarca, a BBC News.
Y quizá no todo problema de salud mental tiene un origen estrictamente cerebral pero lo cierto es que investigaciones recientes sí muestran que demencias, esquizofrenia o, incluso, depresión, pueden curarse actuando con algunas partes del cerebro. Y esta colección danesa puede resultar un elemento importante para avanzar en esa línea.