Rikers Island: la peor cárcel de Estados Unidos
Su aspecto exterior es el de un anodino edificio carcelario situado a orillas del East River, entre Queens y el Bronx, pero tras los muros la prisión de Rikers Island hay un amplio historial de violencia, abusos y terror que, periódicamente, se convierten en objeto de controversia. Este es un relato sobre la que quizás es la peor cárcel de Estados Unidos.
Estar encarcelado en Rikers Island implica, para empezar, asumir la climatología extrema de una isla en medio del agua, con frío y nieve en invierno y calor infernal (muy húmedo) en verano. Y los internos no gozan precisamente de condiciones confortables en sus celdas en cuanto a calefacción o aire acondicionado.
El cardiólogo Michael Borecky describía en una carta a The New York Times el ambiente de la prisión como "el Salvaje Oeste", y aseguró que ser atacado por un recluso (como le había sucedido a él durante el tiempo que trabajó en Rikers Island) era algo habitual. La violencia entendida como moneda de uso común entre carceleros y presos.
Rikers Island es, según reiteran crónicas periodísticas e informes de organizaciones humanitarias, un polvorín donde se hacinan 6.000 reclusos. Algunos datos sobre esta cárcel resultan reveladores: la mitad de los internos tienen problemas de salud mental y en 2021 una docena de ellos murieron entre rejas. Al menos cinco presos se quitaron la vida.
Hasta 2018 se enviaba a la prisión de Rikers Island a menores de entre 16 y 18 años, que se veían obligados a convivir con peligrosos delincuentes adultos. Muchos de estos menores eran encerrados en celdas incomunicadas durante días y días. Podía ser un castigo o, simplemente, una manera fácil de que el menor no fuera agredido por otros presos. No era inusual que ese confinamiento provocase problemas mentales graves.
En 2010 Kalief Browder tenía 16 años y robó una mochila. Acabó en Rikers Island porque su familia no tenía dinero para costear la fianza de 3.000 dólares que pidió el juez. Permaneció tres años en prisión, y dos de esos años estuvo aislado en una celda. En 2013 su caso fue desestimado y salió libre. En 2015 Kalief Browder se quitó la vida. Su familia asegura que, tras su paso por Rikers Island, nunca volvió a ser el mismo.
Pero la de Kalief Browder no ha sido la única muerte polémica vinculada con el abuso del aislamiento en Rikers Island. En 2003 se halló muerto en una celda de aislamiento, entre excrementos y vómitos, a Bradley Ballard. Según denunció su familia y recogió The New York Times, le tuvieron dos días sin alimentos, una semana encerrado y no se le proporcionó ayuda médica. Padecía problemas mentales y falleció por complicaciones diabéticas. Había cumplido 39 años.
A la zona de celdas de aislamiento de Rikers Islands se le denomina, en el argot de la prisión, Bing. Y a quienes allí están se les llama 'Bing Monsters'. Porque pasar por ese área de la cárcel resulta habitual que el recluso salga con problemas.
Desde los años 80 y casi hasta la actualidad se ha denunciado el trato degradante de los funcionarios de Rikers Island con los reclusos. Durante años ha habido denuncias de gente que ha acabado en esa cárcel por un delito menor (un hurto, colarse en el metro) y ha sido obligada a desnudarse junto a otros presos y hacer flexiones y ser objeto de inspección anatómica. En 2001 un tribunal dictaminó que los cacheos a prisioneros desnudos no eran aplicables a encarcelados por delitos menores que, en muchas ocasiones, podían ser puestos en libertad en pocas horas.
Otro caso polémico fue el de Layleen Cubilette-Polanco, mujer transgénero que acabó en Rikers Island por no poder pagar una fianza de 500 dólares. Dos meses después, según informó la CNN, aparecía muerta en su celda. Sucedió en 2019.
El alcalde de Nueva York, el ex policía Eric Adams. calificó la cárcel de "verguenza nacional". Los neoyorquinos quieren que la prisión de Rikers Island desaparezca y, en principio, hacia 2026 debería cerrar sus puertas para siempre.
Otro detalle significativo: un 90% de la población reclusa de Rikers Island es afroamericana o latina. Aunque este porcentaje es extrapolable al resto de las cárceles estadounidenses.
Rikers Island se ha convertido en una especie de paradigma de la mala gestión carcelaria. Son innumerables las denuncias en la prensa de presos que dicen haber sido agredidos por funcionarios. Y muchas más las de quienes dicen que en la prisión se desentienden de los reclusos, que cada cual sobrevive allí como puede.
Lo más aberrante de Rikers Island es cómo un presidio puede albergar lo mismo a criminales veteranos que a prisioneros en espera de juicio, quizá inocentes o que nunca han vivido en un entorno de violencia y hostilidad como es una cárcel de estas características. A quien la mala suerte envía a Rikers Island suele vivir una experiencia traumática.
Pero como toda cárcel, Rikers Island también ha tenido sus visitantes ilustres. El que fuera presidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, conoció sus celdas cuando fue detenido en Nueva York y acusado de agresión sexual.
242 días estuvo en Rikers Island el conocido rapero Lil Wayne. La policía halló en su poder sustancias cuyo consumo está prohibido.
Y yéndonos más atrás en el tiempo, en Rikers Island estuvo ingresado Sid Vicious. El icono punk pasó por un programa de desintoxicación que no fue muy efectivo. Sid Vicious falleció poco después, el 2 de febrero de 1979, por sobredosis.
Tambien Harvey Weinstein forma parte del 'Hall of Fame' de Rikers Island, en el que también se incluyen otros nombres célebres como Tupac Shakur, Sonny Rollins o Mark David Chapman, asesino de John Lennon.
Si finalmente Rikers Island cierra sus puertas en 2026, será el fin de una historia de vergüenza para el sistema penitenciario estadounidense. Abrió en 1932, llegó a tener 20.00o reclusos en los peores años del boom delincuencial en Nueva York y sigue siendo un foco de controversias e indignación ciudadana.