Imprescindible para conseguir un excelente café: ¿tapa abierta o cerrada?
El café está de moda y cada vez son más los especialistas caseros que apuestan por una de las dos tendencias más usadas por sus consumidores: los cafés en cápsulas o el café de especialidad.
A medio camino de ambos, encontramos la cafetera italiana, también conocida como moka, que lleva abasteciendo café recién hecho a millones de personas desde 1933.
Con la irrupción de las nuevas tecnologías, los actuales procesos para potenciar las propiedades organolépticas del café y demás, mucha gente parece olvidar la sencillez de un aparato como la cafetera italiana que, a su vez, esconde una majestuosa pieza de ingeniería contemporánea.
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Y es que, con apenas tres piezas, la moka es capaz de ofrecer un café espresso excepcional, recién hecho y sin nada que envidiar al que pueda hacer una máquina de varios miles de euros.
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Obviamente, a pesar de la simplicidad de su mecanismo, siempre hay quienes buscan el debate y, en este caso, nos sumamos al mismo: ¿el café en cafetera italiana está mejor con la tapa abierta o cerrada?
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La realidad, caprichosa en esta ocasión, indica una obviedad: la tapa de la moka tiene una única función y es que el café no salpique.
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Realmente, el proceso por el que el café molido acaba convertido en líquido, tiene que ver con el calor, el agua y la presión, y la tapa de la moka no interviene en momento alguno del proceso.
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Eso sí, la cafetera italiana no tiene la capacidad de controlar la temperatura del agua y, de calentarse demasiado, puede llegar a afectar a la calidad del resultado final. ¿Cuál es la forma de controlarlo? Observar el proceso y esto no se puede hacer con la tapa cerrada.
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Así, observar el proceso de preparación del café y estar atentos para retirarlo cuando el agua se haya terminado o reducir el fuego cuando el café empieza a salir, evitará que el resultado final se empobrezca. Esto es, la recomendación simple es que con la tapa levantada, no es que el café sea mejor, es que se puede evitar que pierda calidad.
La realidad es que, a priori, el hecho de que la tapa esté o no abierta, no debería afectar al resultado final, siempre que la cafetera italiana se retire a tiempo de la fuente de calor. La sencillez de su proceso se aplica también a la lógica de su elaboración.
Y si has llegado hasta aquí, es lógico que compartas la misma inquietud que quien ha creado esta sugerente galería: te apetece un café. Curioso también el funcionamiento de la mente humana, ¿verdad?
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