Largoplacismo o cuando el futuro es lo único que importa

¿Qué es el largoplacismo?
A Elon Musk le gusta
William MacAskill, el padre del largoplacismo
Cálculo económico de la caridad
Del altruismo al largoplacismo
El presente no importa tanto
El cambio climático no es para tanto
¡Cuidado con los robots!
Colonizar el espacio
La extinción como hecho que hemos de asumir
A los nuevos ricos les encanta el largoplacismo
Pensar demasiado a largo plazo
Miles de vida de hoy no valen nada
Lógica cruel
Juegos peligrosos
¿Una nueva religión?
¿Se convertirá Elon Musk en su profeta?
¿Qué es el largoplacismo?

El largoplacismo (longtermism) es una doctrina filosófica que se basa en centrar nuestras acciones en cómo salvar a la humanidad del futuro. Según los detractores de esta filosofía, esa obsesión por el futuro hace que los largoplacistas estén dispuestos a sacrificar las vidas de quienes viven el presente.

 

A Elon Musk le gusta

A Elon Musk y otros tecnobillonarios les encanta esta filosofía ya que justifica sus proyectos, que en muchas ocasiones representan un derroche de millones de dólares en aventuras que quizá, sólo quizá, tengan utilidad en un futuro lejano. (Mientras, a la vez, dichos tecnobillonarios "economizan" en salarios para sus trabajadores o mejoras en la vida real de la gente de hoy).

William MacAskill, el padre del largoplacismo

Uno de los padres del largoplacismo es William MacAskill, nacido en Glasgow en 1987 y que comenzó defendiendo en sus textos el "altruismo eficaz". Propone vivir con el dinero justo (de modo monacal)  y dedicar el resto a causas realmente prioritarias. Pero ¿cómo se elige dichas causas?

Imagen: De Sam Deere - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=113303441

Cálculo económico de la caridad

El "altruismo eficaz" trata de aplicar cálculos economicistas a la caridad: hay que invertir, sostiene William MacAskill, en causas que con poca inversión den mucho beneficio. Una suerte de aplicación de las reglas del capitalismo bursátil a la solidaridad humana.

Del altruismo al largoplacismo

Pero poco a poco William MacAskill se ha ido pasando al largoplacismo, que cree en la extinción humana como una posibilidad absolutamente cierta y en que ya lo único que merece la pena es pelear porque, dentro de miles de años, haya supervivientes de nuestra especie para perpetuar la civilización.

Imagen: Ryan Cheng / Unsplash

El presente no importa tanto

William MacAskill defiende que no hay que abandonar (del todo) las preocupaciones del presente pero otros autores largoplacistas, según algunos estudiosos, se han instalado en una especie de milenarismo con un par de obsesiones fundamentales: la inteligencia artificial y las armas biológicas.

Imagen: Fallon Michael / Unsplash

El cambio climático no es para tanto

El cambio climático es un peligro, sí, pero los largoplacistas no le dan tanta importancia. La ciencia puede resolver, opinan, la catástrofe del clima.

Imagen: Roya Ann Miller / Unsplash

 

¡Cuidado con los robots!

El propio William MacAskill escribió en un artículo para BBC: "A lo largo de nuestras vidas, enfrentaremos desafíos como el desarrollo de inteligencia artificial avanzada y la amenaza de las armas biológicas utilizadas en una tercera guerra mundial, que podrían resultar fundamentales para todo el futuro de la raza humana".

Colonizar el espacio

Otro autor largoplacista, retuiteado por Elon Musk, es Nick Ostrom, quien ha escrito que hay que priorizar la exploración espacial para escapar de un planeta que, tarde o temprano, será inhabitable.

Imagen: Pete Linforth / Pixabay

La extinción como hecho que hemos de asumir

En el largoplacismo subyace una tendencia a dar como segura la extinción de la raza humana y, al final, de lo que se trataría es de preservar a una comunidad superviviente óptima que continuase la civilización.

Imagen: Nicoli Afina / Unsplash

A los nuevos ricos les encanta el largoplacismo

El largoplacismo encaja con la visión de nuevos millonarios como Sam Bankman-Fried (en la imagen), enriquecido con las criptomonedas y donante de asociaciones largoplacistas. Para estos billonarios del siglo XXI el presente apesta y hay que inventar un futuro (virtual o real) que sustituya las miserias de este planeta.

Imagen: By Cointelegraph, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=117330237

Pensar demasiado a largo plazo

Uno de los problemas de los autores largoplacistas es que tratan de convertir en matemáticas lo que es pura especulación sobre el futuro.

Miles de vida de hoy no valen nada

Gideon Lewis-Kraus, en un largo artículo para The New Yorker realizado tras convivir con el núcleo duro de los largoplacistas, escribió: "Dependiendo de las probabilidades que uno asigne a este o aquel resultado, una reducción del 0,0001 por ciento en el riesgo existencial general podría valer más que el esfuerzo de salvar a mil millones de personas hoy".

Lógica cruel

Aplicar la lògica eludiendo todo sentimentalismo o moralidad es lo que lleva a autores largoplacistas como Nick Beckstead a decir: "Ahora me parece más plausible que salvar una vida en un país rico sea sustancialmente más importante que salvar una vida en un país pobre".

Juegos peligrosos

Por eso hay quien piensa que los largoplacistas son mentes brillantes que, en el fondo, practican el escapismo. Hablan del futuro y de la amenaza de la inteligencia artificial para no afrontar el presente.

Imagen: Diane Picchiottino / Unsplash

¿Una nueva religión?

Y aún más, en el mencionado artículo de Gideon Lewis-Kraus para The New Yorker, acaba expresando su impresión de que el largoplacismo tiene mucho de secta religiosa.

Imagen: Timothy Eberly / Unsplash

¿Se convertirá Elon Musk en su profeta?

Sólo queda que Elon Musk, en su incesante búsqueda de notoriedad, poder y posteridad, funde la Iglesia del Largoplacismo y se instituya como su profeta. No sería una tan descabellado.

ADEMÁS: ¿Cuánto tiempo le queda al planeta Tierra?

Más para ti