Algunos son realmente sorprendentes: usos del oro que (quizás) desconocías
¿Por qué es tan valioso el oro? Entre otros muchos aspectos, por la infinidad de aplicaciones y usos que tiene. De hecho, más allá de los más conocidos, hay otros usos que (quizás) desconocías de este metal precioso. ¿Los repasamos?
La joyería es el uso canónico, el más conocido y en el que más oro se emplea en todo el mundo. Eso sí, conviene saber que el oro que se usa en joyería no es puro, pues al ser un material muy sensible, no soportaría el día a día de cualquier persona que luzca joyas.
De hecho, además de tener diversas aleaciones de oro (el de 24 kilates es de una pureza del 99,99%), también hay oro de distintos colores: amarillo (18 a 24 kilates), blanco (75% oro y 25% metales blancos), rosa (oro con plata y cobre) y rojo (cobre). También hay oro verde, negro, azul y gris.
Desde tiempos inmemoriales, el oro ha sido un símbolo de riqueza y esto se ha mantenido hasta la actualidad y tiene pinta de seguir perpetuándose. El valor del oro fluctúa de forma considerable pero, según los expertos, este metal precioso es una inversión segura.
La nueva cocina tiene estas cosas y el oro es un metal pesado pero considerado no tóxico, por lo que algunos chefs, en un gesto pretencioso y hedonista, lo usan como aditivo alimentario y, obviamente, para disparar el precio del plato a niveles casi desconocidos.
Si la NASA lo usa, debe ser bueno. Y vaya si lo es. El oro no sólo es resistente a explosiones, la radiación y las altas temperaturas. Además, como hemos comentado, conduce la electricidad de maravilla.
No hace demasiado tiempo, era habitual ver a gente con coronas, puentes, aparatos, incluso dentaduras completas de oro. Era horrible, muy excéntrico y, además, deslumbraba cuando le daba el sol de cara.
Preguntas desconcertantes (pero muy útiles) que te pueden hacer en una entrevista de trabajo
En la actualidad, el oro se sigue usando en Odontología pero en cantidades menores para el arreglo de dientes y en algunos accesorios para ortodoncia.
Durante siglos, el oro ha sido un elemento habitual en la creación de arte, especialmente religioso. Tanto en escultura como en pintura, su uso no hacía sino añadir valor a la creación.
El oro es tremendo conductor de electricidad, por lo que se ha convertido en un elemento muy valorado en la fabricación de piezas de electrónica que conforman aparatos como televisiones, teléfonos o tablets. De hecho, en el reciclaje de estos aparatos, es uno de los primeros elementos que se busca.
Sí, también podrían formar parte de la electrónica pero es que la cantidad de oro que requieren es mucho mayor y, como tal, merecían una mención específica.
Hay determinados tratamientos que contienen pequeñas partículas de isótopo de oro radioactivo, pues son muy útiles para tratamientos de radiación contra el cáncer. Además, también se usa en determinadas herramientas del sector.
El oro no sólo es muy resistente sino también biocompatible, es un material utilizado en implantes como marcapasos o prótesis artificiales.
El oro tiene propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y, especialmente, antiedad que son muy preciados en cosmética. Obviamente, las cantidades que se usan son ínfimas o el precio sería inaccesible.
Aunque no lo parezca, el oro es un material muy flexible y una onza puede llegar a crear un hilo de 8 km de largo. De hecho, el hilo de oro ha sido un habitual en la moda durante siglos, sobre todo en las vestimentas de reyes y reinas.
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